Santos Camilo Bellorín, un campesino de 56 años, ha sido condenado a 11 años de prisión por el delito de “propagación de noticias falsas”, según la Ley Especial de Ciberdelitos de Nicaragua pese a ser analfabeta y nunca haber utilizado un smartphone.
Según el portal Infobae, el juicio de Bellorín se llevó a cabo el 10 de febrero y este martes fue leída su condena. Pese a las súplicas de la familia del acusado, el juez Erick Laguna Averruz, recordado por sus reproblables condenas ante los opositores del régimen, se negó a escuchar la defensa principal: el hombre no sabía leer ni escribir.
“Estar preso es triste. Estar preso y sin saber por qué. Soy campesino, si me pregunta por el arado yo se lo digo, en la cuestión política soy inocente, la tecnología me come, no sé grabar ni un número de teléfono. Sólo tengo quinto grado aprobado, apenas sé leer y escribir, y mi intención sólo es el trabajo y la agricultura”. Fueron las últimas palabras del acusado antes de su sentencia.
Un día antes de las elecciones nicaragüenses, el régimen organizó una redada en la cual Bellorín quedaría atrapado. Pese a que el hombre solo se dedicaba a la siembra y venta de semillas, vecinos afirmaron que el gobierno lo consideró opositor por “tener afinidad con el Partido Liberal Constitucionalista (PLC).”
Parte de la acusación contiene pruebas “irrefutables” que constan de un perfil de Twitter sin alguna interacción y con 5 seguidores: “en sistemas informáticos, tecnologías de la información y comunicación en el ciberespacio, redes sociales tales como Facebook y Twitter a los que accedía a través de un dispositivo móvil o desde una de las aplicaciones a través de su cuenta personal en Twitter registrada con el perfil a nombre Santos Bellorín @Santos51″.
Desde que esta ley, junto a la 1055 conocida como “Ley de Soberanía”, ha sido aprobada por el régimen de Daniel Ortega para encarcelar y condenar a opositores, más de 170 personas han sido víctimas de un injusto encarcelamiento. El caso de Bellorín es uno entre los tantos que buscan verdadera justicia antes de que sea demasiado tarde.