El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, intentará usar su viaje a Rusia de la próxima semana para mostrar al mundo cierta relevancia internacional, dijo a la Agencia Sputnik el profesor de Relaciones Internacionales Fernando Brâncoli, de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC).
"Es una visita que para Brasil tiene una dimensión muy doméstica, parte de la decisión de ir se debe a que en los últimos años Bolsonaro ha estado muy aislado, desde la salida de (expresidente de EEUU, Donald) Trump ningún mandatario internacional ha aceptado sacarse una foto con él", apunta el especialista en declaraciones a esta agencia.
En su opinión, el viaje es una forma de expresar que todavía tiene ciertos apoyos en el mundo, que un país relevante lo recibe como un líder respetable; otros asuntos más prácticos, como la posible firma de un acuerdo comercial, quedan en un segundo plano: "Lo importante es el mensaje", recalca.
Respecto a las presiones de EEUU para que cancelase la visita, para que así el presidente ruso Vladímir Putin no pudiera interpretarlo en clave de apoyo internacional, el profesor considera que para el Gobierno brasileño no ha sido tan difícil mantener el viaje porque no había mucho que perder.
La relación con EEUU está debilitada desde la salida de Trump (2017-2021) y la llegada de Joe Biden al poder.
Con los países de Europa Occidental la relación es irrecuperable: la nueva coalición que gobierna Alemania "no lo quiere ni ver", y con el presidente francés Emmanuel Macron ha tenido "mil problemas", recuerda Brâncoli.
Así pues, ¿por qué debería Brasil cancelar su visita a Rusia? ¿Para agradar a quién?, reflexiona el profesor.
La posterior visita a Hungría, el 17 de febrero, también debe interpretarse en clave interna.
Bolsonaro se reunirá con el presidente Viktor Orbán, uno de sus principales aliados en el eje de la extrema derecha mundial.
Para Brâncoli ese encuentro servirá de munición para agradar a las bases de bolsonaristas más fieles y radicales, sobre todo en un contexto donde es importante empezar a movilizar los apoyos, ya que Brasil se encuentra en pre-campaña electoral.
El especialista considera que el viaje de Bolsonaro a Rusia y Hungría, planificado desde hace tiempo, estaba diseñado para resucitar su escasa importancia internacional de cara al electorado interno, pero ve difícil que recoja algunos frutos debido al actual momento de tensión en la región y a la situación económica complicada que vive Brasil.