El INEGI presentó los resultados de la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto para el cuarto trimestre de 2021. Hubo una caída del 0.1% con respecto al trimestre anterior con lo que se hilarían dos trimestres negativos. Algunos opositores han declarado que estamos en recesión “técnica”. El presidente Andrés Manuel lo negó el día de ayer. Por esta razón, comprobamos científicamente si estamos o no en recesión económica.
Recordemos que en el capitalismo siempre se producen ciclos económicos, hay momentos de crecimiento y auge, pero inevitablemente, todas las economías sin excepción presentan momentos de estancamiento y decrecimiento. A esta fase de decrecimiento se le conoce como recesión. Para calificar formalmente una recesión debemos considerar tres características: a) duración, b) profundidad y c) difusión.
La duración implica un número suficiente de meses en que la economía decrezca, técnicamente deben ser al menos dos trimestres (seis meses consecutivos). En este caso se cumple con el criterio ya que tanto el tercer trimestre (-0.4%) como el cuarto (-0.1%) presentaron tasas negativas. Sin embargo, las cifras que hoy tenemos son “Estimación Oportuna” que se obtiene de forma adelantada al cálculo “Tradicional”. La diferencia es que sólo se estima el 75% de los datos mediante modelos econométricos de ajuste. Cuando se realice el cálculo completo es muy probable que cambien los resultados. Teóricamente estos cambios deben estar dentro de los márgenes de error estimados y al ser -0.1% tan pequeño, podría fácilmente revertirse a positivo.
Por tanto, resulta aventurado e irresponsable para un economista serio calificar una recesión con este margen sin esperar los resultados definitivos que se presentarán en la segunda quincena de febrero.
El segundo criterio, profundidad, es la magnitud de la caída considerando el PIB y otros indicadores como el consumo y el empleo. Esto es porque a pesar de los avances técnicos y metodológicos, calcular el PIB sigue siendo una tarea muy complicada y por tanto no está exenta de errores. Hay muchas actividades que no pueden contabilizarse como la informalidad. En nuestro país más del 50% de la población económicamente activa se encuentra en la informalidad. La caída del 0.1% frente al gran volumen que no se incorpora a las cuentas nacionales resulta estadísticamente no significativa. Aún si se confirma la contracción del último trimestre, el PIB creció 5% durante 2021. Entonces, en este caso no se cumple el criterio de profundidad.
La gráfica 1 apoya el argumento anterior. La línea roja muestra las tasas de crecimiento del PIB del año 2000 al 2021, es claro que, salvo la caída y la recuperación de la crisis de 2009 y la pandemia, el ritmo de crecimiento se ha mantenido dentro de un margen. La línea verde muestra el promedio de crecimiento del 2000 al 2018 (antes del sexenio actual), se aprecia que la economía actual no se separó de este promedio. Las barras verticales muestran la desviación estándar de los datos de 2000 a 2018, las tasas de 2019 a 2021 no estuvieron fuera de esos rangos. Comprobamos que -0.1% no es significativo para el periodo.
Elaboración propia con datos de INEGI
Por su parte, el empleo tampoco se contrajo, a lo contrario, en 2020 el saldo en la formalidad fue de 847 mil nuevos empleos, la cifra más alta desde que el IMSS lleva registros. Reafirmamos, el criterio de profundidad no se cumple.
El tercer criterio, difusión, significa que la contracción se generalice en los sectores económicos. En este caso, el -0.1% se debió a que el sector terciario cayó 0.7%; no obstante, el sector primario creció 0.3% y el secundario 0.4%. Es muy importante considerar la difusión porque de eso dependerá mucho el ritmo de recuperación, dado que la planta productiva no ha sido afectada y el sector terciario es más flexible que otros como el secundario, un incentivo en el consumo podría reactivar el comercio y servicios. Por tanto, el criterio de difusión tampoco se cumple.
Dado que no se cumplen dos de los tres criterios, se comprueba científicamente que no podemos calificar de recesión la situación actual. Pero más allá de los tecnicismos hay que tener en claro dos cosas: Primero, el tema de la recesión vuelve a ser un instrumento de la oposición para seguir golpeando las políticas actuales y el pueblo no puede caer en ese juego. Segundo, el gobierno debe considerar los efectos en el bienestar de las personas de una recuperación que avanza más lentamente y actuar al respecto; por ahora adelantar los apoyos económicos parece suficiente, sin embargo, hay que implementar una estrategia de mediano plazo que proteja a los más pobres de choques externos como los que atraviesa la economía mundial.
*Profesor-Investigador Universidad de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos