La diputada federal del PAN, Genoveva Huerta Villegas, mantiene su postura de no reconocer la contundente derrota que sufrió en la pasada elección interna del blanquiazul, donde no pudo conservar la dirigencia estatal de ese partido.
Huerta Villegas tiene su última carta para tirar el proceso interno panista en la impugnación que interpuso ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), esperanza que dista mucho de la realidad, pues es casi imposible que se revierta esta elección.
Se van cayendo impugnaciones de Genoveva Huerta https://t.co/ILsHWDV8Ua
— Imagen Poblana (@imagenpoblana) January 11, 2022
Sin embargo, en el muy lejano escenario de que el TEPJF decida reponer el proceso interno del PAN, la principal preocupación de Huerta Villegas tendría que ser si cuenta verdaderamente con el capital político suficiente para pensar en salir victoriosa en una nueva contienda interna.
En estos meses donde Huerta Villegas ha insistido en no reconocer su derrota, la imagen de la exdirigente panista se ha desgastado mucho, al grado que sus mismos “incondicionales” le han dado la espalda y han reconocido a Augusta Díaz de Rivera como su nueva líder.
Desde que se llevó a cabo la campaña y posterior elección en el PAN, quedó evidenciado que Huerta Villegas no cuenta con el respaldo de los panistas “de a pie”, que fueron determinantes para la derrota ante Díaz de Rivera.
De esta manera, en un segundo proceso interno, donde su imagen llegaría muy desgastada, sería imposible convencer a estos militantes, que ahora están más que seguros de que Huerta Villegas busca el poder por el poder.
Además, es muy probable que sus mismos “incondicionales” terminen dándole completamente la espalda, dejándola sola en un proceso interno que volvería a perder y con mucho mayor margen que el presentado el año pasado.
Por si fuera poco, es preciso recordar que en 2018 Genoveva Huerta perdió de manera escandalosa la elección a diputación federal, y para 2021 no tuvo más remedio que buscar la posición por la vía plurinominal, mostrando así el poco capital político que tiene.