Lars Von Trier y su fantástica “Manderlay”

Lars Von Trier y su fantástica “Manderlay”

Plagada de reflexiones tajantes sobre el racismo y la esclavitud en la sociedad estadounidense de los años treinta, ‘Manderlay’ devela las más agresivas y complejas críticas de Lars Von Trier, fundador de Dogma 95, a los conflictos histórico-sociales de la nación más poderosa del planeta, obviando su recalcitrante odio por los Estados Unidos, motivo por el cual no es del gusto de una buena parte de la comunidad cinéfila mundial, aunque ciertamente tiene un buen número de seguidores.

 

La cinta, corpoducción de Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Alemania y Holanda, está apoyada en los postulados de la corriente cinematográfica Dogma 95, encabezada por el propio cineasta danés (la cual exige a sus directores el retorno de la realización a los elementos básicos de producción fílmica), es un legado de precisión actoral, pues el escenario es apenas un foro teatral.

 

La vivacidad del lente es un ojo indiscreto que mira todo y en todo momento, precisamente como en una función en el teatro, pues la escenografía como en Dogville –anterior película de la trilogía ‘Visiones de América’-, no pasa de ser un mapa de la ciudad en la que se está contando la historia, con algunos elementos de descripción visual como camas, rejas, automóviles y una casa.

 

Manderlay inicia en el instante mismo en que termina Dogville, aunque en esta ocasión el papel de Grace –anteriormente interpretado por Nicole Kidman- lo caracteriza de muy buena forma Bryce Dallas Howard, quien sigue siendo la mujer débil, pero que ahora pretende demostrar a su padre –un gángster en potencia- que tiene la valía para gobernar una pequeña plantación habitada por gente de color.

 

La fuerza de la interpretación de Danny Glover, Willem Dafoe y Lauren Bacall, le aporta la sangre y la pasión al largometraje de 139 minutos, el cual nos demuestra una vez más la falta de fe que tiene Von Trier por el ser humano en sociedad, nos deja para reflexionar el cuestionamiento de si el hombre en verdad es malo por naturaleza, como decía Tomás de Aquino.

 

Como en Dogville, el desenlace de la trama es lo más impactante, pues el resto del filme está contado con tiempo, con parsimonia, con solo algunos pequeños clímax a lo largo del guion, autoría también de Lars Von Trier, quien deja para el final lo más explosivo de la narración.

 

Una cinta sumamente recomendable para quienes le tenemos paciencia a las películas contemplativas, incluso a los detractores del director danés, porque puede ser considerada, una de las mejores cintas de toda su carrera.

 

Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.

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