Ómicron, el aguafiestas después de las felices vacaciones

Ómicron, el aguafiestas después de las felices vacaciones

Foto: Xinhua

Las fiestas de fin de año y los eventos masivos en México convirtieron a la variante ómicron del nuevo coronavirus en la de mayor incidencia en el país, batiendo récords diarios de casos positivos. 

 

Fue el 1 de diciembre pasado cuando comenzaron estos ánimos festivos. 

 

Ese día, el presidente Andrés Manuel López Obrador llenó con cientos de miles de seguidores la plaza principal capitalina del Zócalo, frente a la Catedral Metropolitana. 

 

El mandatario abrió las puertas del Palacio Nacional y caminó a pronunciar ante sus seguidores un optimista discurso para conmemorar los primeros tres años de su sexenio. 

 

Pero tan solo dos días después una noticia anticiparía que la resaca de las fiestas anuales no solo sería la llamada "cuesta de enero", como se conoce a la falta de liquidez y deudas que dejan las festividades cada año. 

 

Ese día fue confirmado el primer caso de la variante ómicron, en un paciente de 51 años hospitalizado en la capital del país después de regresar de Sudáfrica, dónde fue descubierta esta nueva mutación del virus. 

 

Cuando el subsecretario de Salud y principal portavoz para la pandemia, Hugo López-Gatell, anunció el primer caso de ómicron, se esmeró en bajar la ansiedad colectiva para no aguar el ambiente navideño. 

 

"El paciente tiene enfermedad leve y voluntariamente se internó en un hospital privado en la Ciudad de México para evitar contagiar. Su pronóstico de recuperación es favorable", zanjó. 

 

LOS FESTEJOS 

 

Con más de 80 por ciento de la población adulta vacunada, esa valoración optimista abría la puerta a continuar con los planes de las primeras fiestas de fin de año en casi dos años de pandemia. 

 

Una "verbena navideña popular" fue inaugurada a tambor batiente en pleno Zócalo por la Jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, con juegos mecánicos, bazares, comidas y bebidas populares. Usar cubrebocas era decisión voluntaria. 

 

"Al final de casi dos años difíciles por la pandemia, quiero que le demos un aplauso a médicos y enfermeras que pusieron su vida para salvar a los demás", exclamó entusiasmada la funcionaria. 

 

Una peregrinación masiva a la basílica de la Virgen de Guadalupe también fue autorizada por autoridades civiles y eclesiásticas. 

 

Las tradicionales pastorelas y piñatas volvieron a reunir a las familias mexicanas cuando en todo el país la mayoría de los semáforos epidemiológicos estaban en verde, color que representa mínimo riesgo de contagios. 

 

En las plazas volvieron los juegos pirotécnicos y fueron autorizadas las fiestas de "posadas", reminiscencias del teatro popular que representa desde hace siglos la peregrinación de la Virgen María en busca de refugio, antes del nacimiento de Cristo. 

 

Las compras navideñas masivas volvieron a los centros comerciales y mercados abarrotados. 

 

El turismo se reactivó y se abrieron las playas, lagos, ciudades coloniales y las apreciadas joyas arqueológicas prehispánicas de todas las culturas antiguas. 

 

EL AGUAFIESTAS 

 

Pero ese diagnóstico estaba lejos de un anuncio que llegó esta semana: ómicron se está convirtiendo en la variante dominante y avanza en forma exponencial, como en el resto del mundo. 

 

La Organización Mundial de la Salud espera que la mitad de la población europea se contagie en un lapso de seis a ocho semanas. 

 

Las autoridades sanitarias mexicanas reportaron la noche del martes más de 33.000 nuevos contagios de covid-19, un nuevo pico de casos en un día

 

La cifra diaria más alta desde que comenzó la pandemia en México elevó los registros del 11 de enero a casi 4,2 millones de casos acumulados en unos dos años. Además, 162 nuevos pacientes fallecidos elevaron a más de 300.000 las muertes confirmadas por el coronavirus. 

 

Con esas cifras, la Universidad Johns Hopkins, de EEUU, estima que México es el quinto país con mayor cantidad de muertes por covid-19, después del propio EEUU, Brasil, India y Rusia. 

 

No obstante, la cantidad de hospitalizaciones se mantiene estable, con alrededor de 20 por ciento de la capacidad de la infraestructura sanitaria habilitada para pacientes contagiados de coronavirus. 

 

Y para cerrar el cerco de la cuarta ola de contagios en dos años, el presidente López Obrador dio positivo el lunes a la enfermedad por segunda vez, después de contraerla en enero del año pasado. 

 

De nuevo, fue López-Gatell quien salió a atemperar el ambiente del invierno boreal. 

 

"Ómicron se está convirtiendo en la variante de covid-19 preponderante en México", comenzó. 

 

En cuanto al presidente, indicó que presenta un cuadro de infección distinto al que padeció en su primera infección. 

 

El consuelo es que ómicron causa un menor daño a los pulmones, a diferencia de la mortífera variante delta. 

 

La nueva amenaza es más veloz, pero menos letal. 

 

"Tiene un predominio por vía respiratoria alta: la laringe, la faringe, la tráquea; pero afortunadamente -y esto es una circunstancia de la biología de la variante-, tiene menor proporción de daño en los pulmones", explicó. 

 

El cuadro clínico del Jefe de Estado es "la expresión de la enfermedad por ómicron, que es más parecida al catarro común", tranquilizó. 

 

Pero las fiestas han terminado y hay incertidumbre hasta para volver a las escuelas. (Sputnik)

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