Las cámaras de seguridad se han convertido en un artículo presente en muchas viviendas del mundo y Puebla no es la excepción, principalmente como una medida más de seguridad para los habitantes de la morada.
Sin embargo, su efectividad como una herramienta de seguridad puede ser cuestionada por muchos, en especial porque a veces solo sirven para documentar y no evitar un robo, o porque inhabilitarlas es relativamente sencillo para los hampones.
Un ejemplo de esto es Joel, vecino de la colonia San José los Cerritos, que en 2017 compró un sistema de videovigilancia formado por dos cámaras, las cuales instaló afuera de su domicilio, apuntando hacia dos lugares diferentes.
Fue en septiembre de 2020 cuando el sistema fue puesto a prueba por dos delincuentes –según los pocos segundos que grabó su sistema–, quienes al percatarse de las cámaras de seguridad, las inhabilitaron con una pintura en aerosol.
Las imágenes justamente graban como los delincuentes trepan la pared y rocían la cámara con aerosol, por lo que apenas si se puede ver su rostro, logrando extraer varios electrodomésticos de la casa de Joel mientras él se estaba afuera.
Su caso no es el único, en redes sociales circulan videos que muestran a sujetos que ingresan a un domicilio o un negocio para robar, pero que se vuelven en denuncias ciudadanas y públicas ya que el robo está consumado.
En otros casos, las cámaras de seguridad son arrancadas y desinstaladas, para convertirse en parte del botín de los delincuentes, revendiéndolas cuando son de calidad y pueden ser reutilizadas.
Joel señala que su sistema de seguridad habría tenido más efectividad si hubiera tenido cerca de 100,000 pesos para comprar un equipo con asistencia en tiempo real por parte de una empresa de seguridad privada que estuviera monitoreando las cámaras.
Señala que en muchas casas, como en la suya, el DVR que graba las imágenes que transfiere la cámara está adentro, por lo que para percatarse de lo que pasa es necesario que alguien este al pendiente del monitor.
