Un dentista de 57 años fue detenido en Biella, Italia, por tratar de engañar a personal médico con un brazo de silicona con el cual pretendía ser vacunado a fin de obtener el pasaporte COVID-19.
De acuerdo con medios locales, el dentista llevó a cabo este plan ya que había sido suspendido en su Colegio profesional tras rechazar la vacuna y no contar con el certificado sanitario, que es obligatorio para asistir al trabajo e ingresar a espacios cerrados.
El dentista se presentó en el módulo de vacunación con un modelo anatómico de silicona bajo sus prendas y efectuó los trámites burocráticos, incluso firmó el consentimiento frente al doctor; sin embargo su plan fracasó cuando el detenido, acusado de fraude, se enfrentó a la enfermera de 60 años, quien lo descubrió.
Según refiere la enfermera, al tocar el brazo, que es muy realista, lo sintió extraño y pensó que era una prótesis, así que le pidió descubrir la otra extremidad; sin embargo, se sentía idéntica, grumosa y fría, por lo cual cayó en la cuenta que se trataba de un maniquí de silicona con el cual pretendía evitar la vacunación.
Tras descubrir su engaño el hombre fue denunciado a la policía local para ser arrestado por fraude. Albert Cirio, jefe del gobierno regional de Piamonte, publicó en Facebook: "Inaceptable frente al sacrificio que toda nuestra comunidad ha realizado durante la pandemia, en términos de vidas humanas, el costo social y económico".
Por su parte, Filippa Bua, la enfermera que descubrió al farsante, dijo: "Me sentí ofendida como profesional”. Además, la mujer explicó al diario La Stampa que no podía ver las venas del hombre: "Al principio pensé que había cometido un error, que era un paciente con un brazo artificial".
Por último, la profesional dijo: “Lamento ver a todas estas personas que no entienden hasta qué punto la vacuna es fundamental para proteger su salud y la de sus seres queridos”.
Hasta el momento no se sabe cuál es la pena que amerita el dentista por este tipo de fraude.