El consumo de alcohol genera una serie de cambios en el cuerpo que se pueden percibir en relativamente poco tiempo; sin embargo, aunque no se sienta, el organismo puede tardar varios días en eliminar este tipo de bebidas.
De acuerdo con los Centros de Adicciones de Estados Unidos, el hígado necesita hasta una hora en metabolizar una bebida alcohólica (entendiendo como una porción 344 ml de cerveza, 147 ml de vino y 44 ml de destilados), aunque influyen factores como el peso, la edad y hasta la cantidad de alimentos que se consumieron antes.
No obstante, esto no significa que el alcohol desaparezca en ese periodo, pues permanece en el torrente sanguíneo hasta 6 horas; de 12 a 24 horas en el aliento, la saliva y la orina, y hasta 90 días en el cabello, calculando los tiempos para la misma dosis de alcohol antes mencionada.
Lo anterior, consecuencia de que las bebidas alcohólicas no pasan por un proceso de digestión extensa, hasta que llega al tracto gastrointestinal, donde una buena parte la absorbe el torrente sanguíneo a través del revestimiento del tejido del estómago, lo que lo lleva a todo el cuerpo.
Por ello, la cantidad de alimentos también influye en la permanencia del alcohol en el cuerpo, pues, dependiendo de la cantidad y el tipo de comida que se consumió, ésta puede absorber parte de la bebida.
Según la dependencia estadounidense, los efectos de una bebida pueden percibir entre 15 y 45 minutos después de ingerir una copa.
¿Cómo afecta al cuerpo?
Si bien el consumo moderado de alcohol no provoca daños severos a la salud, tomar este tipo de bebidas sí provoca una serie de cambios en varios órganos del cuerpo, lo que precisamente genera la sensación de estar borracho.
Entre las afectaciones que padece el organismo destacan:
Tu cerebro se hace lento y se encoge
Uno de los primeros cambios que atraviesa el cuerpo cuando se consume alcohol es una afectación en las células cerebrales, lo que provoca que el consumidor se sienta somnoliento, pierda coordinación, tenga problemas para recordar e incluso tenga problemas para regular la temperatura corporal.
Afecta el sistema cardiovascular
El consumo de bebidas alcohólicas puede afectar a la larga el funcionamiento del sistema cardiovascular, pues afecta de manera directa la presión arterial.
Beber de manera excesiva provoca que el cerebro libere hormonas de estrés, lo que endurece los vasos sanguíneos y afecta el ritmo en el que late el corazón. A la larga, las alteraciones en el ritmo cardíaco pueden duplicar el riesgo de padecer demencia y aumenta las probabilidades de muerte, según BlueCross BlueShield de Nuevo México.
Altera el nivel de azúcar
Desde el primer sorbo el alcohol altera los niveles de azúcar en la sangre, ya sea aumentándolos por la pérdida de efectividad de la insulina o disminuyéndola ya que el hígado se concentra en eliminar la sustancia del cuerpo en lugar de controlar los niveles de glucosa.
A esto se suman que este tipo de bebidas afectan las células del páncreas y aumenta el riesgo de padecer cirrosis, debido al desgaste del hígado.
Tu cuerpo está ocupado
Con relación al punto anterior, el consumo de alcohol obliga al cuerpo a concentrarse en el metabolismo de dicha sustancia, lo que puede afectar otros procesos fisiológicos.
Aumenta riesgo de cáncer
Acorde con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) advierten que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de presentar cáncer de boca y garganta, laringe, esófago, colon, recto, hígado y cáncer de mama en el caso de las mujeres.
Debilita el sistema inmune
Según la Organización Mundial de la Salud, consumir alcohol puede afectar el funcionamiento del sistema inmunológico y hace a los consumidores más propensos a enfermedades infecciosas, neumonía, tuberculosis y VIH.