Un trágico evento ocurrió en la región rusa de Tiumén, donde tres jóvenes fueron presuntamente atacados por un oso mientras volvían de pescar en el río Irtish.
Uno de los hombres fue mortalmente herido por el animal, mientras que el otro logró sacar un cuchillo para luchar contra el animal cuerpo a cuerpo. Iliá Medvédev, un joven de 23 años que se dedica al boxeo profesionalmente, acabó matando al animal, pero él mismo fue gravemente herido.
El tercer pescador, que no resultó herido, logró llevar a Medvédev a un hospital, donde se encuentra en coma inducido debido a la multitud y gravedad de lesiones como resultado de la pugna con el animal. Según su relato, los tres arribaron en lancha a la orilla, y allí fueron atacados por el oso. No obstante, su relato no cuadró con lo que vieron los agentes de Policía al día siguiente.
Junto con los representantes del departamento de protección de naturaleza los policías se desplazaron al lugar de los hechos, donde pudieron encontrar al fallecido y a una osa de unos tres o cuatro años a su lado. Los dos se encontraban a unos 150 metros del río.
Sin embargo, a una distancia de unos 30 metros los agentes también encontraron la guarida del animal, restos de sangre y muchos cartuchos usados. Al parecer, el depredador fue fusilado prácticamente a quemarropa, y reaccionó defendiéndose.
Dentro de la lancha de los supuestos pescadores, que se encontraban en una reserva natural, los agentes encontraron una carabina de cañón liso sin registrar. En vista de todos estos hechos, la Policía está comprobando la hipótesis según la cual los tres hombres eran unos cazadores furtivos y la osa era su objetivo desde el principio.
Esta versión es corroborada por el exjefe del departamento de protección natural local, Aleksandr Chusovliánov, que explicó al periódico Moskovski Komsomolets que en esta reserva natural está prohibido traer armas, y que si uno se baja de su lancha armado, es considerado automáticamente un cazador furtivo.
"Una cosa está clara: el oso se encuentra en su hábitat natural. No tiene la culpa de que su guarida se encuentre allí. Los únicos culpables aquí son los humanos. Las consecuencias son tristes: uno de ellos murió, y el otro probablemente quedará discapacitado por el resto de su vida", concluyó Chusovliánov.
También aseveró que la única razón por la que el hombre logró matar al animal con un cuchillo fue que el oso ya estaba herido.