
Los orígenes y usos del grafiti son diversos y muchos de ellos tienen un fin artístico y de protesta ante injusticias sociales; sin embargo, una variante de esta expresión fue acogida por bandas urbanas que tienden a vandalizar las paredes para marcar lo que suponen es su territorio.
“Belson”, como se hace llamar un artista urbano, inició hace casi 20 años en el grafiti como parte de una banda urbana que existió en el norponiente de la capital poblana. Aunque empezó con rayones de aerosol en la pared, en entrevista con Imagen Poblana reconoce que depuró su técnica y dejó atrás en vandalismo.
El grafiti, explicó, tiene dos aristas, muy lejos una de otra, pues aún hay muchos jóvenes que creen que lo que plasman en las paredes es arte o una forma de demostrar superioridad o marcar un territorio para el grupo al que pertenecen; pero en realidad, eso no debería de ser llamado grafiti.
Según lo expuesto por “Belson”, cuando se inició en una banda, solía salir hasta tres veces por semana por las noches, para ir con otros tres o cinco jóvenes a pintar paredes en colonias como San Rafael, San Felipe, San Jerónimo Caleras o La Maria.
Cada uno de ellos tenía una ‘placa’, como se le dice al sobrenombre que eligen, como “Belson” en su caso, para después ‘aplicarse’ –pintar su placa– en cuanta pared vacía se encontraban a su paso, todo esto al abrigo de la oscuridad de la noche.
En una mochila llevaban latas de aerosol y válvulas con diferentes salidas de pintura para así diversificar los estilos con los que ‘aplicaban’ sus ‘placas’ en la pared, sin importarles si esta era de una casa, escuela o negocio.
Nuestro grafitero señala que en el medio, era muy común conocer a otros por sus placas, por lo que al igual que como ocurre en las bandas urbanas, sí alguien quería arreglar un problema con un miembro de otra banda, solían atravesar con una raya a la mitad la ‘placa’ de su contrincante, y aplicar la suya a un costado.
Esto era una misiva clara de que en cuanto se cruzaran en el camino, habría una pelea a golpes, además de que el perdedor se quedaría sin su placa, aunque esto último también solía defenderse en una batalla de estilos, donde a veces se usaban las paredes pero en otras solamente usaban un bolígrafo y una libreta.
“Belson” señala que en una misma colonia coexistían varias bandas, pero algunas de ellas podían tener diferencias con bandas de colonias aledañas, por lo que ‘aplicar’ su ‘placa’ en la zona de sus adversarios se convertía en un reto personal.
Las consecuencias
Salir a pintar por las noches era, y sigue siendo, una falta administrativa calificada como vandalismo o una falta de tipo penal como es el daño en propiedad ajena, por lo que “Belson” reconoce que sí lo llegaron a detener, a pesar de que nunca fue en flagrancia.
Una de las veces que fue detenido, fue durante una revisión cuando una patrulla les marcó al alto mientras caminaban en medio de la noche. Al hacer la revisión en sus mochilas, descubrieron las latas de pintura en aerosol, por lo que procedieron a detenerlos solo por una falta administrativa.
Cuando eso ocurrió, él era menor de edad al igual que otro joven, aunque con ellos también iba un adulto, por lo que fue necesario que sus padres fueran a recogerlo en la delegación norte de la Secretaría de Seguridad Pública.
Del mismo modo señaló que en un principio los rayones en las bardas eran únicamente para marcar el territorio de las bandas, aunque esto posteriormente se fue asociando a otro tipo de delitos, principalmente el robo a casa habitación; sin embargo, rechazó que fueran los integrantes de la comunidad grafitera.
El grafiti consensuado
En los últimos años, explica nuestro entrevistado, se ha vivido una reivindicación del movimiento debido a que muchos de los jóvenes que, como él, pintaban bardas clandestinamente, ahora han mejorado su técnica para hacerlo de forma artística.
Señaló que los artistas urbanos siguen plasmando su obra en las paredes, pero muchos de ellos han buscado hacerlo de forma consensuada, buscando espacios donde los dueños reciben un proyecto de cómo se verá su pared después de ser intervenida por estos especialistas del aerosol.
Otros colectivos también han logrado que artistas del grafiti logren materializar sus obras en espacios públicos con patrocinios de empresas de pinturas y apoyo gubernamental, principalmente en proyectos de reivindicación urbana.