La conciencia social emerge estos días cada seis horas en la ría de la ciudad española de Bilbao. Al menos ese es el propósito de los impulsores de la escultura 'Bihar' –'mañana' en euskera, la lengua vasca– que, con la forma de la cabeza de una niña, invita a pensar sobre los efectos que las actuales decisiones tendrán en el futuro.
En los alrededores de la figura, un grupo de unas 20 personas curiosean y emiten sus comentarios sobre la imagen.
Es el caso de Emilio, un jubilado local de 67 años, que manifiesta a la agencia Sputnik que a él no le gustó la idea.
"Paseo cada día por aquí y me parece un poco tétrico. He leído el objetivo de la escultura en el periódico, pero creo que podían haber elegido otra cosa. Al fin y al cabo, parece una niña ahogándose y no es agradable", comenta mientras mira con desconfianza a los grupos de turistas que se arremolinan junto a la barandilla para hacerse selfies, estos sí, más entusiasmados.
Una de ellas es Dolores, una agente de viajes de Barcelona que se encuentra en la ciudad para asistir a una feria profesional.
Confiesa sentirse "impactada porque, a pesar de que había oído hablar de la escultura, me ha impresionado el tamaño y la expresión de la cara. Refleja un poco de angustia" y añade que "es muy bonita y la verdad es que impacta, no te deja indiferente", concluye.
ÚNICA EN SU GÉNERO
La pieza del escultor mexicano Rubén Orozco es única en su género, porque juega con la subida y la bajada de la marea, que a esta altura de la ría se aprecia tanto como en el cercano mar Cantábrico. Es decir, dependiendo de la hora del día a la que se contemple, se puede ver el rostro completo o solo una parte, conforme va subiendo el nivel de las aguas.
Está hecha en resina y fibra de vidrio, excepto las pestañas que son de hilo de caña. Tiene una altura de 1,92 metros y una anchura de 1,69 metros. La profundidad es de 2,5 metros y pesa unos 120 kilogramos.
Fue instalada en la madrugada del 22 de septiembre por los organizadores de la iniciativa, la Fundación BBK, y sin anunciarse previamente para conseguir impacto social. Permanecerá en la ría un mes y luego pasará a ser expuesta en uno de los locales de la entidad.
Su presidente, Xabier Sagredo, explica a la agencia Sputnik que buscaron "una figura hiperrealista que causara expectación, que buscara preguntas y la reflexión individual. La alegoría demuestra que la marea te ahoga o no, que en el futuro nos ahogaremos o no, dependiendo de lo que hagamos en el presente", explica.
Sagredo atiende a Sputnik pocos minutos antes del estreno de 'Bihar: elegir el mañana', el documental en el que se desarrolla la idea de fondo de la instalación de esta escultura y que está protagonizado por Gabriela Patilla, una actriz madrileña de 10 años de edad, en cuyo rostro se inspiró Rubén Orozco para hacer la obra hace tres meses en su taller de Guadalajara (México).
"Buscábamos expectación y lo estamos consiguiendo. La gente está preguntando qué es esto y estamos consiguiendo que se ponga sobre la mesa el discurso que queríamos para debatir sobre ello", declara Sagredo a Sputnik sobre la respuesta ciudadana a la inusual obra que se sumerge en un entorno marcado por la arquitectura urbana rompedora: a 300 metros del museo Guggenheim, bajo las torres Isozaki y muy cerca de la pasarela Calatrava, tres de los iconos de la renovación arquitectónica de la Villa, considerada la capital económica del País Vasco, región en el norte de España.
NO ES LA PRIMERA VEZ
Recuerda además el presidente de esta fundación bancaria que tiene por objeto la obra social que no es la primera vez que desde su entidad llevan a cabo una acción similar.
En noviembre de 2019 decidieron instalar también por sorpresa una escultura de una anciana en un parque de la ciudad. Tres días después revelaron que estaba inspirada en Mercedes, una mujer de la ciudad de 88 años, que es idéntica a la de la figura.
En aquella ocasión, los responsables de la Fundación BBK buscaban "despertar la sensibilidad sobre la invisibilidad de las personas mayores", comenta Xabier Sagredo. De hecho por aquellos días, la propia Mercedes declaró a los periodistas que había días que se sentía "muerta en vida", ya que no cruzaba una palabra con nadie.
"Es la segunda y no hay dos sin tres", declara Xabier Sagredo sobre la escultura de la ría que marca una línea de actuaciones que mezclan el arte y el impacto social. "Hemos encontrado un camino con el que podemos concienciar y discutir con la sociedad y trabajar en lo que nos demande la sociedad para en el futuro hacer proyectos mejores", concluye.
Una declaración que avisa por tanto de que en el futuro los habitantes de Bilbao se encontrarán de nuevo con una sorpresa por sus calles que los invitará a reflexionar. Tendrán, pues, que permanecer atentos. (Sputnik)