Como cada año, este 30 de julio se conmemora el “Día Mundial contra la Trata de Personas”, problema que se ha convertido en un lastre en México y que en estos momentos se hace más grave debido a la pandemia de COVID-19.
Tan solo en 2020, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reportó un total de 620 víctimas de trata de personas en México, lo que se traduce en 1.8 víctimas cada 24 horas.
Grupos activistas han señalado que esta cifra no se acerca a la realidad mexicana, pues muchos de estos casos de trata quedan ocultos por complacencia incluso de algunas autoridades, coludidas con grupos criminales.
La pandemia de COVID-19 ha provocado que este grave problema del país sea cada vez mayor, pues esta crisis sanitaria ha favorecido la prostitución, la explotación laboral y la mendicidad forzada, todo provocado por los problemas de empleo que se tienen en el país.
La Ciudad de México, el Estado de México, Jalisco y Guanajuato se colocan como los estados líderes en cuanto a prostitución, una trata de personas que es comandada por el crimen organizado, grupos delincuenciales muy presentes en los referidos estados.
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En tanto, la Ciudad y Estado de México son las principales urbes donde se ve a personas pidiendo dinero en la calle. Estas víctimas vienen principalmente de poblaciones indígenas y son manejadas por personas que han formado una red de trata de personas complicada de destruir.
Lo anterior no es para nada nuevo, pues en México se sabe de sitios donde la trata de personas se lleva a cabo libremente, sin que las autoridades locales y federales hagan algo para detener este atentado contra la libertad de las víctimas.
El ejemplo claro es Tenancingo, Tlaxcala, conocida como la capital de la explotación sexual en México, que pese a que se ha demostrado la gravedad de este problema, es la fecha que esta trata de blancas se da a plena luz del día.
Qué decir de los centros históricos de diversas partes de México, como Puebla Capital, donde la prostitución está a la orden del día en casonas antiguas, lo que también representa una muestra de la trata de personas.
El combate a la trata de personas, desafortunadamente, es letra muerta en México, pues todas las acciones para terminar con este lastre que vive el país se quedan solamente en el discurso de legisladores y autoridades.
