Imprudente. No se puede catalogar de otra manera la decisión del Gobierno Federal de mantener el 30 de agosto como fecha para el regreso a clases de manera presencial en todo el país.
Con la tercera ola de contagios de COVID-19 en prácticamente todo el territorio nacional, parece una invitación a una crisis sanitaria de enormes proporciones el mantener la decisión de regresar a los niños y jóvenes a las aulas.
Y es que algo que no ha visto o no quiere ver el presidente Andrés Manuel López Obrador es que de mantenerse esta tendencia al alza en contagios, el pico de esta nueva ola de COVID-19 llegará precisamente a finales de agosto y principios de septiembre.
Es decir, la peor parte de la nueva alza en la pandemia enmarcará el regreso a clases, con lo que alumnos, profesores y padres de familia corren el riesgo (innecesario) de contagiarse de coronavirus.
Así como el presidente López Obrador promueve consultas ciudadanas para temas que no son trascendentales para el país, como enjuiciar a expresidentes, debería hacer una consulta para que la sociedad decida si se regresa o no a clases presenciales.
Y es que, a diferencia de la consulta contra expresidentes, que es un apetito personal y un capricho político del presidente, además de una cortina de humo, el regresar o no a clases tiene que ver directamente con la salud y hasta vida de miles de niños y jóvenes mexicanos.
Esa sí sería una consulta ciudadana que valía la pena hacer, pues en esta sí se estaría abordando un tema que tiene que ver con el bienestar de los mexicanos, dejando de lado politiquería barata como la que hoy se maneja con las consultas.
Obviamente, al ocupante de Palacio Nacional no le agrada mucho eso de que le lleven la contraria y una consulta para decidir si hay o no un regreso a clases iría en contra de su voluntad.
Así como seguramente la consulta contra expresidentes no tendrá validez porque es casi un hecho que ni el 40 % de los mexicanos participará, una consulta para temas trascendentales como el antes mencionado pondría en jaque al Gobierno Federal.
Y es que la sociedad tendría la oportunidad de decir que no a un capricho político disfrazado de preocupación por el desarrollo académico de los estudiantes.
Como es de esperarse, para temas que en verdad importan a la sociedad no hay espacio para consultas, pues se hace lo que diga y mande el presidente de la república.