Millones de mexicanos, a excepción de aquellos que siguen enajenados con la figura de López Obrador, esperamos con ansías una sola cosa:
La renuncia inmediata del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez.
Motivos hay muchos, amable lector, desde el pésimo manejo de la pandemia de COVID-19, las mentiras dichas en muchas de sus conferencias vespertinas y el mensaje equivocado hacia la sociedad sobre las medidas de prevención, por decir algunas.
Pero para mí, señores, el motivo más grande es sin duda la miseria humana.
Y por más que busco una definición menos agresiva, de verdad que no la encuentro. Lo que dijo López-Gatell con los no menos despreciables “moneros” Hernández, Rapé y “El Fisgón” solo muestra eso: miseria humana.
Palabras más, palabras menos, López-Gatell o “Doctor Muerte”, como ya se le conoce, señaló que las protestas que hacen los padres de familia de niños con cáncer por la falta de medicamentos para sus hijos tienen tintes “golpistas” contra el gobierno lopezobradorista.
¡Increíble!
Para empezar, alguien debe explicarle al “Doctor Muerte” que los golpes de estado los dan las fuerzas militares, no la sociedad civil.
Dicho lo anterior, es lamentable que un funcionario encargado de proteger la salud de la población mezcle cuestiones políticas en un reclamo desesperado de padres que ven cómo la vida de sus hijos se escapa.
De verdad, amable lector, apenas escuché las declaraciones de López-Gatell tuve deseos de inundar hojas con un mar de tinta lleno de improperios que provocarían que mi madre me diera una tunda por vulgar.
Eso seguramente sienten en estos momentos los padres de niños con cáncer, que reciben una explicación llena de odio, manchada de politiquería barata y cargada de miseria humana.
Renuncie, señor López-Gatell, si es que le queda un poco de sentido común en esa cabeza repleta de conceptos dignos de una persona llena de rencor y desprecio por sus semejantes.