Basil, un perro de raza beagle de 11 años, ha llamado la atención de los medios de comunicación pues trabaja como “acompañante de consuelo” en la funeraria Clive Pugh Funeral Directors, en Shrewsbury, Inglaterra, y su función es sentarse junto a las familias dolientes o pasearse con ellas mientras visitan a sus seres queridos e incluso asistiendo a funerales en iglesias y crematorios.
De acuerdo con medios locales, Rosalinda, su dueña, afirma que Basil tiene un sentido especial de lo que se necesita cuando las personas sufren la pérdida de un ser querido, y durante los últimos cinco años ha ayudado a consolar a cientos de familias en duelo que viven momentos difíciles.
Rosalinda explicó que Basil es muy perceptivo y parece saber que los dolientes necesitan ser consolados, por ello la mascota “se sienta a su lado para dejar que lo acaricien. Realmente puedes sentir la tensión al salir de la habitación", afirma la propietaria del can.
Al respecto, las familias aseguran que tener a Basil es muy beneficioso, pues saluda a las personas cuando llegan y automáticamente parecen tranquilizarse. Es casi normal para ellos poder acariciar a un perro. “Si la gente viene con niños pequeños, él también ayuda a distraerlos para que puedan molestarlo mientras sus padres hacen los arreglos", dijo Rosalinda.
La dueña de Basil también comentó que los beagles son más conocidos por su capacidad olfativa y son empleados como perros de caza; contrario a ello, Basil ha adoptado un papel pastoral, pues le encanta conocer gente dentro y fuera de la oficina. Sin embargo, la empresa funeraria siempre pregunta a sus clientes si “están felices de tener a Basil con ellas y si prefieren no hacerlo, Basil saldrá de la habitación".
Además, Rosalinda afirma que existe evidencia científica que respalda el efecto beneficioso de Basil, ya que “muchos estudios han descubierto que la presencia de un perro reduce la presión arterial humana y promueve la liberación de hormonas del 'bienestar' como la serotonina, la dopamina, la prolactina y la oxitocina".
Por último, Rosalinda dijo orgullosa que "Basil, el beagle, es una prueba viviente de que los perros dan muchos dones especiales y saben cuándo más los necesitamos".