El llamado a 93 millones de electores ilustra por sí solo la complejidad política de México. Con la mitad de la población en la pobreza el proceso de votación nunca ha sido fácil, y ni el uso de las nuevas tecnologías logra auxiliar a los votantes en sus dudas.
El profesor e investigador en el Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la jesuita Universidad Iberoamericana René Torres-Ruiz explica a Sputnik que las elecciones legislativas y locales de medio sexenio presidencial de este domingo son "las más grande en la historia del país porque estarán en contienda más de 21.000 puestos de elección popular" en 30 de los 32 estados.
Distintas reformas fueron durante años haciendo converger la disputa por una masiva cantidad de cargos en una sola fecha, dejando atrás un calendario político más laxo y extendido.
El resultado es que 15 de todos los gobiernos de los estados, unas 1.900 alcaldías, 30 congresos locales y todas las 500 curules de la Cámara de Diputados estarán en juego el domingo 6 de junio.
"Algunos legisladores buscarán su reelección, permitida por primera vez gracias a una reforma de 2014", explica el académico.
El dato es muy simbólico en un país que se alzó en armas en 1910 bajo la consigna "sufragio efectivo, no reelección".
"Esas reformas reunieron en una sola fecha elecciones por casi la mitad de los gobiernos de los estados, y la convirtió en la más grande de la historia, porque se empatan los calendarios electorales con comicios federales y municipales", relata el investigador.
"ESCEPTICISMO CRÓNICO"
El escepticismo que la complejidad del sistema genera es un mal cónico de la precaria democracia mexicana, explica el autor del libro "La senda democrática en México".
La obra analiza el origen, desarrollo y declive del Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), formado por una coalición de todas las izquierdas con un desprendimiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Fue publicada un año después del triunfo del presidente Andrés Manuel López Obrador, que se escindió de aquella formación que aglutinó a las izquierdas desde 1988, para fundar su propio Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con un enfoque nacionalista bajo su liderazgo.
"Ha habido escepticismo en la historia política del país; se desconfía en el funcionamiento de las instituciones y hay dudas sobre su complejo marco electoral, leyes, instituciones y autoridades que intervenían en el proceso electoral, que favorecía al PRI" por décadas, reseña el autor
Una historia de fraudes quedó marcada en la memoria colectiva.
"Pero desde 1977 comenzó un proceso reformador electoral que fue construyendo normas sólidas confiables e instituciones robustas", indica el politólogo.
Árbitros electorales autónomos con participación de más de un millón de ciudadanos, fiscalías y tribunales comiciales, se sumaron en una compleja trama desde 1990.
"Desde entonces se imponen candados de seguridad haciendo muy barroco y abigarrado el andamiaje institucional, para contrarrestar la desconfianza histórica en el voto", prosigue el investigador
ESCOZOR ANTE LAS URNAS
El escepticismo popular sobrevive a pesar de que en dos décadas han ocurrido alternancias en todas las direcciones: del PRI hacia el presidente Vicente Fox del Partido Acción Nacional (PAN centroderecha) en el 2000, de ese partido al retorno del rejuvenecido PRI de Enrique Peña Nieto, y de éste a López Obrador.
"A pesar de las tres alternancias los escozores y dudas persisten aunque el sistema electoral ha probado que las nuevas instituciones funcionaron en dos décadas", recuerda Torres-Ruiz.
Ese funcionamiento es perfectible, pero en el imaginario colectivo mexicano no se ha disuelto el temor al fraude.
No obstante, el académico afirma que "el sistema es robusto para resistir las impugnaciones esperadas la próxima semana, porque las instituciones ya están consolidadas para sacar adelante las elecciones más complejas".
IMPUNIDAD ES EL NOMBRE DEL MAL
Torres-Ruiz reconoce que persisten algunos delitos electorales en los eslabones locales, que son los más débiles.
El origen de esos males está en la impunidad crónica casi absoluta en todos los ámbitos.
"Casi no se hace nada en las fiscalías y tribunales, no investigan, no actúan, no sancionan ni castigan con base en la normatividad legal existente", subraya el autor.
El catálogo de ilegalidades es enorme: se hace proselitismo en plenos comicios, se compran votos y credenciales de elector en la jornada electoral, se entregan despensas de alimentos y prebendas con fondos públicos.
"Son acciones deliberadas para poner en riesgo la legalidad de la elección, pero no se sancionan", afirma el especialista.
Todas las formaciones políticas se acusan entre sí de cometer ilegalidades, creando una atmósfera en la que todo resultado puede ser descalificado e impugnado.
Ese mal está en los genes de la política mexicana.
El resultado es que la mitad de los electores podría dar la espalda al llamado a las urnas.
El académico piensa, sin embargo, que "la polarización y confrontación puede atraer la mayor participación" jamás registrada en elecciones de medio sexenio.
Como resultado, por primera vez se superaría el umbral de participación que ronda menos de la mitad de asistencia.