Después de casi 15 meses de pandemia y confinamiento la pregunta común es ¿cuándo se recuperará la economía? En esta semana se dieron a conocer varias proyecciones, todas mejoraron las expectativas. Banco de México afirmó que la economía podría crecer hasta 7% este año, mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dijo que 6%, aunque volveríamos al nivel pre-pandemia hasta el tercer trimestre de 2023. ¿Qué tan acertadas son estos pronósticos?
La economía mexicana está sorprendiendo por su rápida capacidad de recuperación. Hay dos factores que están influyendo, uno es la velocidad de vacunación, a pesar de las circunstancias, el país está en el top de los que han aplicado mayor número de dosis completas. Mientras los países de Sudamérica comenzarán el invierno con una nueva ola de pandemia; en México se espera un verano con menos restricciones. El segundo factor es el empuje de la economía estadounidense, las remesas están teniendo un aumento histórico y las exportaciones se aceleraron en el último mes, lo que ha permitido que el tipo de cambio se haya apreciado.
Uno de los indicadores más importantes para visualizar el crecimiento económico es el nivel de empleo. Aquí vemos nuevamente un choque de escuelas económicas que se traduce en políticas contrarias entre sí. Para Keynes el Producto Interno Bruto (PIB) determina al nivel de empleo; mientras que para los neoclásicos el empleo determina al PIB. De esta manera, Keynes asegura que habría que estimular la demanda agregada para generar empleos, mientras que los neoliberales afirman que hay que apoyar a las empresas que generan empleos para que haya crecimiento.
Hay que recordar que el presidente López Obrador le ha apostado a una política más cercana al keynesianismo y por ello más que apoyar a los empresarios lo ha hecho a las familias. La lógica es que la demanda agregada (consumo de las familias) aumente y con ello aumente también el empleo. Parece ser que le está funcionando.
Al mes de abril se recuperaron más de la mitad de los empleos formales que se perdieron en la pandemia, sin embargo, hay que señalar que esta recuperación está marcada por las asimetrías y desigualdades del país, principalmente entre el norte y el sur. Con los datos de trabajadores registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ajustados por estacionalidad se construyó un índice de empleo. Los resultados se muestran en la gráfica 1. Se observa que la región sur fue la que cayó más rápidamente y de forma más profunda, mientras que el resto de las regiones cayeron a un mismo ritmo, pero la región norte se ha recuperado con mayor velocidad.
La región sur llegó a perder casi el 9% de sus empleos, a la fecha la perdida se redujo al 5.7%; el centro se ubica en una perdida del 5% después de caer hasta 7% y es la región que menos se ha recuperado. Por el otro lado están el norte que después de caer 5% ahora se ubica en 1.1% y la región occidente que pasó del 5% al 1.4% y por tanto han mostrado mayor dinamismo.
Elaboración propia con datos del IMSS
Los datos anteriores nos indican que la recuperación del empleo no está relacionada con el levantamiento de las restricciones del confinamiento que ha sido más o menos heterogéneo entre regiones, es decir, el semáforo epidemiológico no determinará la recuperación económica, sino otras causas.
Entre estas causas encontramos el encadenamiento de las empresas con la economía estadounidense, sobre todo la maquila automotriz que concentra un mayor número de clúster en el norte. También están los aumentos salariales, si Keynes tuvo razón, los aumentos salariales de los municipios de la frontera norte que duplicaron a los del resto del país estarían influyendo de forma positiva en la recuperación de la región, pues altos salarios estimulan el consumo.
Por últimos tenemos que considerar las variables estructurales, de manera previa a la pandemia y en términos históricos, los estados del sur concentran la mayor proporción de empleos informales y las condiciones más precarias de trabajo (bajas remuneraciones y pocas o nulas prestaciones).
Los datos anteriores también nos permiten sacar lecciones de política pública: a) seguir apoyando a los estados del sur para corregir los graves rezagos en infraestructura e industrialización; b) seguir con los aumentos salariales extraordinarios que recuperen el poder adquisitivo; c) mejorar la calidad del empleo, eliminar la subcontratación y las prácticas contrarias al bienestar de los trabajadores.
Todas estas son medidas contrarias al neoliberalismo, por lo tanto, si queremos salir más rápido de esta crisis, que nunca más vuelvan los neoliberales. Por el bien de todos y todas, primero los más necesitados.
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos