IEE, el perezoso árbitro electoral

IEE, el perezoso árbitro electoral

Todos los que jugamos futbol en el llano nos hemos topado con árbitros perezosos, esos que se quedan en media cancha y ven a lo lejos lo que pasa en la cancha.

 

Por supuesto, a la hora de impartir justicia y calmar conatos de bronca prefieren irse por la cómoda y mejor retirarse del lugar.

 

Amable lector, así es en estos momentos el Instituto Electoral del Estado de Puebla, un árbitro perezoso, con mala condición física y sin ánimos de cumplir con su trabajo.

 

Desde que inició la campaña electoral local, el IEE se ha dado a notar más por su incapacidad que por la toma de decisiones acertadas para que la contienda llegue a buen término.

 

Como buen árbitro perezoso, el IEE se queda alejado de todas las acciones en la cancha electoral y “de lejitos” hace como que resuelve conflictos entre candidatos y partidos.

 

Muestra es que el órgano electoral poblano no ha movido un dedo para fomentar entre la sociedad el acudir a ejercer su voto el 6 de junio, como dando a entender que tiene mucha flojera y no quiere trabajar mucho en la jornada electoral.

 

Del debate mejor ni hablamos, pues aunque se puso sobre la mesa que se llevaría a cabo este ejercicio, no se ve claro si tendremos o no un encuentro entre candidatos a la alcaldía.

 

La pereza es una de las causas de grandes problemas y parece que la lección que dejó el desastre electoral de 2018 no fue aprendida por el IEE, pese a la salida del impresentable Jacinto Herrera.

 

Lo peor es que algunos consejeros tienen la desfachatez de indignarse ante los señalamientos de partidos y candidatos, que han dejado evidencia de la incapacidad y flojera del órgano electoral.

 

La Franja, una cereza en un mar de calamidades

 

El futbol es lo más importante de lo menos importante, eso está claro. La vida sigue después de 90 minutos que no nos arreglarán nuestros problemas, pero qué bonito se siente un triunfo futbolero en medio de un mar de calamidades que vivimos.

 

Amable lector, el sábado a las 18:00 horas silencié las notificaciones de los grupos de WhatsApp de diversos partidos y candidatos, esperé a mi hermano, destapamos unas cervezas y disfrutamos (sufrimos) el pase a semifinales del Puebla.

 

A qué viene esto que le estoy contado. Me explico. Por dos horas no existió el COVID-19 ni las absurdas peleas entre candidatos ni mucho menos los reclamos de jefes de prensa de políticos que se creen dueños de la verdad absoluta.

 

Fue una bocanada de aire en medio de tanto humo generado por una guerra de lodo mal llamada campaña electoral.

 

Sí, la Franja fue una cereza en un mar de calamidades y deja en claro que pese a todas las mafias que se manejan en el futbol, siempre será más honesto y reconfortante que la mentada política.

 

¡Y faltan las semifinales!