Reza el dicho: “El que da y reparte se queda con la mejor parte”. La estrategia del agandalle está a todo lo que da en la campaña electoral y la muestra es la lista de candidatos plurinominales para este 2021.
El arcaico sistema electoral mexicano permite que muchos personajes sin capital político lleguen a alguna diputación. Esta vez, amable lector, no es la excepción.
Y en las listas de plurinominales para diputados locales encontramos “finísimos” políticos que en su mayoría estarán en la siguiente legislatura.
Increíblemente, encontraremos a Edgar Garmendia y a Carlos Evangelista, que se han encargado de destrozar al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en Puebla, premiándose con tres años en el Congreso local.
También veremos al marrullero Eduardo Alcántara Montiel del PAN, quien ha sacado jugo a su amistad con la dirigente Genoveva Huerta. Qué decir de Verónica Sobrado, quien lo único que ha hecho como diputada federal es colgarse del accidente de los Moreno Valle para mantenerse vigente.
Ya mejor ni hablemos de un Francisco Ramos Montaño, marinista que salió por la puerta trasera del PRI y luego fue literalmente corrido del Gobierno del Estado debido a su pésima labor como servidor público.
Y qué decir de políticos de la vieja guardia como Víctor Hugo Islas Hernández, Juan Carlos Lastiri y Jorge Estefan Chidiac, que siguen bloqueando espacios para sangre nueva de la política.
Eso es lo que nos espera en la siguiente legislatura, pues la mayoría de los aquí mencionados estarán ocupando una curul en el Congreso del Estado.
Por supuesto, no debemos guardar esperanzas de que trabajen a favor de la sociedad poblana, pues a final de cuentas no tendrán ningún compromiso con los ciudadanos al no ser votados.
Esta es una de las grandes injusticias del poder y tendría que ponerse sobre la mesa de inmediato la desaparición de diputados plurinominales, que quitan espacios a otros personajes que estarían más comprometidos con la sociedad.
La realidad es que las diputaciones plurinominales son un premio muy grande para políticos que poco o nada aportan al desarrollo del país, logrando así tres años de vacaciones pagadas en una cómoda curul.