Encuentran un tesoro escondido en una casa vieja en Francia

Encuentran por sorpresa lingotes de oro y cientos de monedas de oro en un antiguo edificio destinado a ser renovado en una ciudad francesa cerca de la frontera con Suiza.

El valor del hallazgo supera los 720.000 dólares, informó el alcalde de Morez, una pequeña ciudad industrial situada en un valle del Jura, Laurent Petit.

Agregó que en el edificio de tres plantas del centro de la ciudad habían vivido cuatro hermanos sin hijos. Cuando el último murió a los 90 años el año pasado, un heredero de la propiedad vendió el edificio al ayuntamiento por unos 155.000 dólares.

Morez, como muchas otras ciudades de Francia, buscaba comprar y renovar edificios antiguos para atraer a las familias de nuevo a su centro, que se está vaciando.

"La casa estaba repleta de objetos y muebles. Hubo varias generaciones que no tiraban nada, lo conservaban todo y vivían de forma muy frugal. Acordé que compraríamos la propiedad tal y como estaba y que poco a poco vaciaríamos su contenido nosotros mismos", explicó Petit.

El personal del ayuntamiento encontró primero tres tarros de mermelada con cinco lingotes y más de 1.000 monedas de oro por valor de unos 600.000 dólares en el fondo de una estantería polvorienta.

"Tres frascos llenos de lingotes de oro estaban detrás de muchos otros objetos en una estantería", contó el alcalde.

Los altos funcionarios, entre ellos el alcalde, el jefe de servicios y el director del museo local, comprobaron si había algún objeto de interés histórico en el inmueble.

"Hubo sorpresa y estupefacción. Ninguno de nosotros había tenido nunca en sus manos una pieza de oro. Yo solo había visto lingotes de oro en fotos y pensaba que debían ser enormes. Pero estos eran pequeños, pesaban 1 kg y tenían el tamaño de un paquete de tabaco", detalló Petit.

Poco después se descubrió una caja fuerte escondida detrás de unas cajas en un armario donde se encontraban monedas de oro que tienen un valor de hasta unos 180.000 dólares.

El alcalde precisó que era imposible saber con exactitud quién de la familia —dedicada a la industria de relojes y gafas de Morez— había sido el primero en hacerse con la fortuna.

Petit señaló que el pariente que vendió la casa se mostró estoico ante el hallazgo, que ahora pertenece al ayuntamiento. El vendedor había oído rumores familiares de un tesoro escondido, pero no creía que siguiera allí.

"Era muy filosófico: había oído hablar de un escondite de oro, pero pensaba que lo habían regalado", indicó.

El hallazgo se destinará a un proyecto público especial aún por decidir.