El fin del fujimorismo luego de tres décadas de poder oscilante

El fin del fujimorismo luego de tres décadas de poder oscilante

Foto: Xinhua

El partido peruano Fuerza Popular (derecha) llega con buenas expectativas a las elecciones de este domingo respecto de otras fuerzas políticas. Con su líder y candidata Keiko Fujimori, esto parece una buena noticia para la prevalencia del fujimorismo en el país, pero en los detalles se ve una fotografía menos optimista.

 

El fujimorismo, corriente política fundada por el padre de Keiko, el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), ha padecido dos graves crisis de descrédito popular en su historia.

 

La primera en el 2000 cuando, bajo acusaciones de fraude en una fallida segunda reelección y delitos de corrupción, Alberto Fujimori huyó hacia Japón, enviando su renuncia al cargo vía fax al Congreso.

 

La segunda, ocurrida entre los años 2018 a 2019, cuando recompuesto el partido - que ha variado de nombres a lo largo del tiempo - gozó de la mayoría absoluta y opositora en el Congreso, posición que usó para obstaculizar al Ejecutivo, lo que derivó en el cierre del parlamento por el entonces presidente, Martín Vizcarra, en una medida que fue aplaudida por la ciudadanía, con niveles de aprobación por encima del 90 por ciento.

 

Alejandro Godoy es politólogo y magíster en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Lima. En conversación con Sputnik, manifiesta que pese a estas crisis, el fujimorismo mantiene un "núcleo duro de votantes" que, pase lo que pase, siempre va a apostar por él y que, históricamente, siempre ha estado alrededor del 8 por ciento del universo electoral; por lo que su segundo puesto es esperable aunque parece muy improbable que vaya a crecer, básicamente por el alto nivel de antivoto.

 

En el contexto actual, Keiko Fujimori es la candidata con el mayor nivel de antivoto, lo que hace prever que, de pasar a una segunda vuelta, no la tendría nada fácil.

 

Previendo un escenario adverso en los comicios de este año, para Keiko sería la tercera elección presidencial perdida consecutivamente (2011, 2016 y 2021), lo que genera un evidente desgaste de su imagen política y le crea, según Godoy, una fama de "candidata perdedora".

 

"El problema con Keiko es la marca, y el fujimorismo como marca ha llegado a un tope. Alberto Fujimori hizo un capital y lo dilapidó, Keiko hizo lo suyo y también lo dilapidó (...) Me da la impresión de que ella está corriendo por correr, que cuando no pase a segunda vuelta le va a decir a su padre: 'Se acabó', porque es consciente de que la gente ya no le cree", sostiene el analista.

 

En este punto, habría que detenerse para hacer una pregunta clave sobre el destino del fujimorismo en Perú. Con Keiko desgastada y Alberto anciano y enfermo, además de preso por crímenes de lesa humanidad, y sin ningún otro Fujimori que dé la talla de líder, ¿puede existir un fujimorismo o estamos frente al fin de este movimiento?

 

"Keiko pierde la elección y lo que tiene encima es un proceso judicial muy fuerte (es investigada por lavado de activos en el caso Lava Jato), y ahí la señora puede pasar algunos años terribles. Luego han pasado más de 20 años desde que el padre fue presidente y los jóvenes (el nuevo electorado) no tienen como referente a Fujimori. Este proceso de desgaste es típico dentro de partidos de corte personalista", dice Godoy.

 

No obstante, el analista no quiso no dar una respuesta definitiva si acaso estamos asistiendo al fin del fujimorismo.

 

En todo caso, apunta el politólogo, lo que estaría buscando Keiko es tener una bancada en el Congreso que le dé "cierta protección en sus procesos judiciales pendientes", pero más allá de eso ella "está flotando con lo que tiene", consciente de que no hay manera de lograr una victoria.

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