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Este viernes, el Gobierno de Puebla informó la salida de Raciel López Salazar como titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), así como de los mandos que acompañaban al funcionario de origen chiapaneco.
Las críticas no tardaron en llegar.
Sin embargo, este tipo de decisiones que ha tomado el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta solo se pueden tomar como un acto de congruencia.
No sabemos a fondo las causas de la salida de López Salazar y de sus mandos, seguramente eso se conocerá el lunes, pero el mandatario no ha tomado decisiones a la ligera y sus cambios en el gabinete están bien argumentados.
Y el tiempo le dará la razón, eso es seguro.
La seguridad pública es uno de los ejes más importantes en el gobierno de Barbosa Huerta y ha dejado en claro que no tolerará ningún acto que perjudique el propósito de mantener la paz en Puebla, por lo que si de algo podemos estar seguros es que falló Raciel López Salazar.
Como falló Guillermo Aréchiga Santamaría en la Secretaría de Movilidad y Transporte, mostrando que el mandatario sabe y es consciente que el transporte público necesita un cambio de fondo que no garantizaba el ahora exfuncionario.
Así también falló en su momento Fernando Manzanilla Prieto en la Secretaría de Gobernación, donde tiene cuentas pendientes que en algún momento debe responder.
De la misma manera falló Jorge Humberto Uribe Téllez en la Secretaría de Salud. El tiempo le dio la razón al gobernador con el buen trabajo que lleva en medio de la pandemia José Antonio Martínez García, quien incluso le corrigió la plana a la Federación en la campaña de vacunación.
No podemos lanzar críticas solo porque sí. Hay que ver el fondo de las salidas en el gabinete y no solo estar contando quiénes se van.
Sería absurdo pensar que se deben quedar en el puesto malos funcionarios solo porque no se vea “feo” el cambio de secretarios.
Un poquito de altura de miras, por favor.
