Investigadores de la Universidad de Jilin, en China, han desarrollado un método para fabricar pantallas transparentes capaces de producir colores y contrastes al nivel de los de nuestros dispositivos móviles. Si mejoran esta tecnología las gafas inteligentes podrían desplazar a los celulares y las tabletas.
La idea no es nueva: empresas como LG ya venden pantallas OLED transparentes para poner en ellas publicidad, pero no para sustituir al televisor del salón. Su tecnología no genera luz propia, sino que depende de la ambiental y no tiene los mismos niveles de contraste, ángulos de visión y capacidad de reproducción del color que los dispositivos móviles.
No cabe duda que en los laboratorios de investigación y desarrollo de grandes empresas como LG y Samsung los ingenieros buscan formas de mejorar estas prestaciones, pero sus colegas de Jilin podrían haberlos adelantado.
En su artículo, publicado en la revista Chem, el equipo describe un nuevo método que ayuda a producir pantallas electrocrómicas que cambian de color y de contraste manipulando las propiedades de la luz cuando se aplica un voltaje.
Para crear un prototipo, los científicos chinos construyeron el llamado sándwich de vidrio de un par de paneles transparentes. Inyectaron en ellos un material compuesto por "sales metálicas, colorantes, electrolitos y disolvente", además de electrodos. Todos estos componentes de la nueva tecnología se mantuvieron unidos con ayuda de un adhesivo que también hacía las veces de separador.
Cuando la tecnología se sometió al voltaje, los iones metálicos y las moléculas del relleno formaron nuevos enlaces y estructuras e hicieron que los tintes se encendiesen y se apagasen. Al activarse y mezclarlos, los investigadores descubrieron que se podían producir colores como el cián, el púrpura, el amarillo, el rojo, el verde, el rosa, el morado y el gris.
Además, la pantalla dejaba de ser totalmente transparente para hacerse negra con una alta tasa de contraste, lo que es crucial para mostrar un texto legible.
La nueva tecnología es relativamente barata y fácil de fabricar, lo que aumenta sus posibilidades de sustituir las pantallas de cristal líquido (LCD) y OLED en gafas inteligentes. No obstante, ante todo los investigadores esperan optimizar su rendimiento. Y es que actualmente puede mostrar texto o imágenes en menos de un segundo, pero no lo suficientemente rápido como para igualar sus prestaciones con las de las pantallas utilizadas en los teléfonos inteligentes.
Tendrá que ser capaz de hacerlo al menos 30 veces por segundo antes de que la tecnología sea lo suficientemente práctica como para reemplazar a los dispositivos que usamos actualmente.