Kathleen Folbigg, conocida como “la peor asesina en serie de Australia” es respaldada por cientos de científicos que piden excarcelarla, pues argumentan que los nuevos descubrimientos en genética pueden probar su inocencia y explicar que el fallecimiento de sus hijos fue por causas naturales y no homicidio.
En 2003 Folbigg fue acusada y encarcelada por la muerte de sus hijos Caleb, Patrick, Sarah y Laura, que tenían entre 19 días y 19 meses, en 1989 y 1999. La mujer, condenada a 40 años de prisión, nunca admitió su culpa. Ahora, 90 expertos médicos, incluidos dos premios Nobel, exigen que sea exculpada.
"Expert advice should always be heard and listened to. It will always trump presumption."
— Australian Academy of Science (@Science_Academy) March 3, 2021
90 leading medical and scientific experts, including Academy President Prof John Shine, have signed a petition calling for Kathleen Folbigg's pardon and release from jail. pic.twitter.com/k1TLEyCQX7
Los expertos afirman que un estudio demostró que las hijas de Folbigg, Sarah y Laura tenían una mutación genética: una nueva variante nunca antes reportada en un gen conocido como CALM2, que codifica la calmodulina, una proteína intracelular que se localiza en el cerebro y el corazón.
De acuerdo con la investigación, "las mutaciones en este gen son una de las causas más reconocidas de muerte súbita en la infancia y la niñez, tanto en el sueño como en la vigilia".
Live: NSW Now: Leading Australian scientists call for child murderer Kathleen Folbigg's release https://t.co/X6zFJyMHaO
— ABC News (@abcnews) March 3, 2021
En su momento, los registros médicos revelaron que los cuatro bebés presentaban diversos padecimientos: Caleb tenía laringomalacia (enfermedad que causa ruido respiratorio), Patrick sufría ataques epilépticos y ceguera, mientras que Sarah y Laura tenían infecciones respiratorias y tomaban antibióticos, paracetamol y pseudoefedrina poco antes de morir. En la autopsia también se descubrió que Laura tenía miocarditis.
En su petición de liberación de la mujer, los científicos indicaron: "La miocarditis, medicamentos como la pseudoefedrina y la fiebre son desencadenantes bien establecidos de arritmia en niños con una susceptibilidad genética, como la mutación probablemente patógena CALM2".
Asimismo, Carola Vinuesa, profesora de la Universidad Nacional de Australia y una de las signatarias del escrito, refirió a The Conversation que al analizar los genomas de los Folbigg, los investigadores encontraron que Caleb y Patrick tenían "dos variantes diferentes, novedosas y raras" en un gen conocido como BSN.
Respecto a este descubrimiento, los experimentos en ratones han demostrado que los defectos en este gen provocan el desarrollo de epilepsia letal y los roedores mueren a edad temprana durante ataques epilépticos. Los científicos ahora llevan a cabo investigaciones adicionales sobre las variantes encontradas en los hermanos Folbigg y sus posibles implicaciones en la salud, según lo dicho por Vinuesa.
Con base en estas nuevas evidencias científicas, los partidarios de la iniciativa insisten en que los cargos contra Folbigg están basados sólo en la interpretación del tribunal de las anotaciones de su diario personal y en la proposición "de que la probabilidad de que cuatro niños en una familia mueran por causas naturales es tan improbable que es prácticamente imposible". Además, puntualizan que los menores no presentaron evidencia física que indicara que la madre los había matado.
Por ello, concluyen que el gobierno "no debe tener ninguna duda" de que el caso contra la mujer es "totalmente circunstancial" y que los últimos 18 años que ha pasado tras las rejas son "consecuencia de un error judicial".