Puebla sin plásticos. Eso era lo que se leía constantemente en redes sociales y a través de diversos medios de comunicación hace dos años.
¿Alguien lo recuerda? ¿Qué ha pasado desde entonces?
En 2019, fue aprobada a nivel estatal la reforma al artículo 40 Bis de la Ley para la Prevención y Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos y de Manejo Especial. Esta reforma consistió en prohibir la entrega de popotes y bolsas de plástico de un solo uso, a manera gratuita y onerosa; teniendo como fecha de entrada en vigor, el mes de enero del 2020.
Teniendo esto en mente, y antes de situarnos en el presente, me gustaría recordar ciertos puntos clave que dieron paso a esta reforma, y otros aspectos importantes que sucedieron durante su gestión.
Desde finales de 2018 hasta la fecha en que se aprobó dicha reforma en el pleno; el grupo local de voluntarios de Greenpeace en Puebla, trabajó arduamente para desarrollar esta estrategia legislativa en materia de plásticos de un sólo uso.
Fueron meses de trabajo constante, donde se contó con la participación de asociaciones civiles, grupos estudiantiles, colectivos y por supuesto, las y los diputados del H. Congreso de Puebla.
Desde un comienzo, se esperaba que dentro de las modificaciones a la ley, se prohibieran bolsas, popotes, pero también unicel. Sin embargo, este último quedó fuera de la prohibición, dejando un gran vacío que favoreció a los intereses de la industria plástica.
Ante esta situación, se solicitó el apoyo del resto de la ciudadanía, a través de una petición en la plataforma Usa tu poder de Greenpeace; con el fin de generar más conciencia pública sobre la problemática ambiental, pero también, para evitar que se hicieran mayores modificaciones que dejaran en desventaja el objetivo medioambiental.
Las firmas no tardaron en llegar, tanto de manera física como digital, y sin lugar a dudas, dieron el empuje final que llevó a la aprobación de la reforma. Un momento que, en definitiva, visibilizó el poder de la gente.
No obstante, estamos en riesgo de perder este pilar crucial que ayuda a contrarrestar la emergencia climática.
A pesar del esfuerzo de los grupos estudiantiles, de las organizaciones, de la coalición Puebla Sustentable, del grupo de voluntarios Greenpeace Puebla, de la voz de cada una de las ciudadanas y cada uno de los ciudadanos de Puebla, a pesar de que el planeta está en una situación crítica… A pesar de todo ello, se pretende derrumbar los cimientos de esta reforma.
¿La razón? El dictamen que preparó el año pasado la Comisión de Medio Ambiente del Senado de la República, que tiene por objetivo modificar la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR). Dicho dictamen, afecta considerablemente los avances que se tenían hasta este momento contra los plásticos de un solo uso; retrocediendo nuevamente a la culpabilización del manejo de residuos, como foco de contaminación, y no a la producción y uso masivo de estos plásticos.
Es por ello, que les pido que lean este texto con coraje.
Con el coraje de saber que aún falta mucho para darle reversa a los efectos del cambio climático y que por lo tanto, es imperante exigir políticas públicas eficientes que atiendan esta temática.
Con el coraje necesario, para alzar la voz por el planeta y no permitir que ningún interés económico se sobreponga por encima del bienestar común.
Con el coraje de saber que tenemos una responsabilidad con el resto de las especies que comparten nuestro hogar, y es nuestro deber solucionar los mismos problemas que, como humanidad, hemos causado.
Por tanto, no podemos permitir que las modificaciones que se hagan a la LGPGIR pongan en riesgo los avances logrados en los estados puesto que implicaría quedar de nuevo con una política pública carente de impacto medioambiental. Ya se ha evidenciado bastante, que no es posible hablar de economía sin hablar de cambio climático.
Esta pandemia lo demuestra, y es un preludio minúsculo de las crisis que se avecinan, si no hacemos algo. Porque si no frenamos la contaminación en todas sus vertientes, si no generamos sinergia gubernamental, económica, social y ambiental; no hay futuro para ninguno de nosotros.