No es un asunto de misoginia sino de realidad política.
En distintos medios de comunicación y en sus redes sociales, la presidenta estatal del PAN en Puebla, Genoveva Huerta Villegas, ha negado su relación con el diputado federal del PES, Fernando Manzanilla.
Y lo ha hecho recurriendo a un falso dilema: acusar el supuesto ejercicio de misoginia en su contra.
Distintos políticos y columnistas -como quien esto escribe-, hemos señalado con base a diversas pesquisas que, en efecto, Huerta Villegas forma parte de un grupo político multipartidista que dirige Manzanilla.
Su obediencia a Fernando no se debe a que sea mujer. No es un tema de género ni de menosprecio a las mujeres. Por ejemplo, hay líderes de grupos políticos como Bertha Luján en Morena.
Lo que se ha señalado es que ella forma parte de un grupo político de varios partidos y que como ella no lidera, pues lógicamente no es quien toma decisiones.
Quien las toma, para beneficio propio en primer lugar y luego del grupo es Fernando Manzanilla.
Un componente esencial de la estrategia que está liderando Manzanilla es la operación subrepticia, oculta, en la penumbra.
En consecuencia, es lógico que nadie del grupo reconozca el liderazgo de la mente maestra detrás de las decisiones.
Pensar lo contrario es igual a imaginar a Casio reconociendo públicamente, frente al senado, lo siguiente: “estoy instigando a Bruto para que él asesine a César, favor de no interrumpir”.
Por supuesto que eso no ocurrió en la historia y con los idus de marzo la conspiración contra César culminó en su asesinato.
Regresando a la época contemporánea, es absurdo que Genoveva o cualquier otro político del grupo que reunió Manzanilla admita que le tienen por jefe.
No es un asunto de misoginia, es un asunto de conspiración.
Y por cierto, la conspiración va avanzando. Genoveva ya advirtió que si no hay acuerdos, será la Comisión Permanente la que defina candidaturas a alcaldes y regidores.
De acuerdo con el panista de Amozoc, Raúl Galicia Luna, justo ese es el plan de Genoveva: imponer alcaldes, regidurías y sindicaturas.
En un video que circuló en redes sociales, Galicia acusa directamente a Genoveva por imponer candidatos.
La declaración de la panista de este fin de semana confirma la acusación de Galicia.
Imposiciones en el partido y una conspiración en marcha.
No es misoginia, es conspiración. Y los conspiradores nunca revelan a la mente maestra.
Es parte del pacto.
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Tampoco Silvia Argüello reconoce cercanía con Fernando Manzanilla en las últimas semanas, incluso meses.
Según sus dichos, desde que concluyó el trabajo del diputado federal en la Secretaría de Gobernación, no ha tenido contacto con él.
También Argüello informó que su vida pública se ha concentrado en la Revista Única.
Y que en política, este año, no tendrá participación directa.
Es decir, no será candidata a regidora o a alguna diputación.
Es cuanto dijo.
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Afortunadamente los presuntos delitos cometidos aún no prescriben.
Y por dicha razón hay causa probable para investigar en la Subsecretaría de Educación y en la Secretaría de Educación en tiempos de Ignacio Alvízar los acuerdos económicos que el entonces funcionario hizo con uno de los hoy empleados de comunicación de Fernando Manzanilla.
Originalmente había venta de encuestas, convenios, asesorías y demás servicios que no fueron facturados, pero cuyo recurso sí salió de la dependencia.
En estos casos, para quien tenga un interés específico y focalizado, la línea de investigación es clara: seguir la ruta del dinero.
Y no hace falta mucho. Con la llamada Ley Nieto, lo único que hace falta es comprobar entre los ingresos y las Declaraciones de Hacienda de la persona física o moral.
Y hay más líneas de investigación que puede seguir a quien le interese el caso.
Es lo bueno de no ser burro y estudiar.