
Mientras el Ayuntamiento de Puebla ha blindado el centro histórico para evitar la instalación de ambulantes durante esta crisis sanitaria, estos vendedores informales han tomado la periferia de la ciudad para desafiar a las autoridades y al COVID-19.
Cada semana se pueden encontrar reportes sobre la instalación de diversos tianguis donde las medidas preventivas y la sana distancia brillan por su ausencia, convirtiéndose también en un punto de contagio de coronavirus.