Personal en salud pública de la Universidad de Harvard señaló que la variante del virus SARS-CoV-2 surgida en Reino Unido podría retrasar el regreso a la normalidad en verano, como sugerían pronósticos. También indican la importancia de los esfuerzos de vacunación llevados a cabo para la primera cepa del virus; no obstante, afirman que es necesaria más presión en las campañas de vacunación.
Marc Lipsitch, epidemiólogo y director del Centro de Dinámica de Enfermedades Transmisibles de la Escuela de Salud de Harvard, comentó su escepticismo sobre el control del virus con la vacunación. Pensó que con el progreso de la campaña y un clima más cálido, la gente podría salir y retomar las actividades en verano. Desafortunadamente, expertos estiman una propagación más rápida de la nueva variante a diferencia de la original, haciendo el retorno poco seguro. "Antes de la nueva variante, tenía más esperanzas de un verano que permitiera a la gente ir al campamento y viajar. Ahora estoy menos seguro, ciertamente no son buenas noticias" dijo Lipsitch.
Sumado a la preocupación por la nueva cepa, el surgimiento de una variante en Sudáfrica está generando preocupaciones entre los funcionarios de salud. Parece tener características preocupantes, pero actualmente no existe mucha información al respecto; se espera el análisis por el departamento de salud de Sudáfrica.
Con la variante británica en puerta, aumenta la importancia de la vacunación rápida, dijo Lipsitch. Las medidas de control de la salud pública, como el uso de cubrebocas y el distanciamiento continúan siendo una herramienta eficaz contra el virus y es más probable que sean necesarias por más tiempo.
Por desgracia, el lanzamiento de vacunas en Estados Unidos (país más afectado por el COVID-19) se vio obstaculizado por la escasez y los problemas burocráticos. El presidente Donald Trump predijo en diciembre que 20 millones de personas serían inoculadas para fines de 2020. Pero hasta el 6 de enero de 2021 solo 5.3 millones habían recibido la primera de las dos vacunas requeridas, según datos de los Centros para el Control de Enfermedades del país.
Lipsitch remarcó la necesidad de enfocar esfuerzos al rastreo en contactos con la nueva variante, como forma de contención y retrasar su propagación durante unos meses, cuando el clima cálido se convertirá en aliado. "Es un gran problema para un mundo que aún está tratando de controlar la variante anterior", dijo.
Aunque la variante británica se ha extendido rápidamente por Reino Unido, no parece causar una enfermedad más grave y parece tan susceptible como la original a la vacuna. Se ha detectado en docenas de países, pese a los esfuerzos de contención, y no hay razón para pensar que esta variante no se generalizará.
Científicos británicos afinaron estimaciones de la variante, determinando que es un 56 por ciento más transmisible en comparación al virus original. El aumento de casos ha llevado al gobierno británico a volver a imponer un bloqueo nacional, deteniendo el aprendizaje en escuelas y pidiendo a los residentes aislarse, excepto para tareas esenciales.
Pese a la lenta implementación de las vacunas, Lipsitch comentó la dificultad ocasionada por la variante británica, además de aumentar la dificultad sobre el control del virus. Tras la llegada de la primavera y verano, la vacunación de los trabajadores de la salud y aquellos en alto riesgo puede significar la mitigación de los peores efectos de la pandemia.
"Suponiendo la falta de sorpresas negativas con las vacunas y esperando el aumento de las vacunas aprobadas o autorizadas en los próximos meses, las vacunas realmente son un gran cambio para mejor. Esa será nuestra salida, desafortunadamente la variante no ayuda con eso", aseguró Lipsitch.