Los casos nuevos de COVID-19 continuaron disminuyendo en Cuba durante los últimos siete días, una señal que augura el posible control de la enfermedad en la isla.
En la semana que concluye se reportaron 256 nuevos infectados, una cifra inferior a los 293 detectados en los siete días anteriores, y un deceso.
La provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental de la isla, sigue siendo el epicentro de la pandemia en el país, con 89 nuevos casos, por debajo de los 154 registrados en la semana anterior.
En ese territorio están activos tres de los cinco eventos de transmisión que se reportan en la isla, además de tener la mayor tasa de incidencia a nivel nacional con 56,52 por cada 100.000 habitantes.
De acuerdo con el gobernador de Pinar del Río, Rubén Ramos, en esa provincia además de las medidas de restricción implementadas, se desarrollan inspecciones sanitarias a las instituciones y se refuerza la exigencia en el uso de la mascarilla.
En la ubicación geográfica contraria, en Santiago de Cuba, en el oriente, después de seis meses sin enfermos, las autoridades informaron esta semana de 39 infectados y luchan ahora por controlar los contagios provocados a partir del regreso de un cubano desde México.
El director provincial de Salud Pública, Guillermo Mora, afirmó que la situación en ese territorio es muy compleja por la expansión de los contagios más allá de la ciudad cabecera, en los municipios de Palma Soriano, Songo-La Maya y Contramaestre, así como el riesgo latente en el de Guamá.
Mora aseguró que el actual comportamiento de la pandemia en la provincia está vinculado a la apertura de las fronteras del territorio, principalmente por vía aérea al recibir numerosos vuelos internacionales por el aeropuerto Antonio Maceo.
