Las elecciones en Estados Unidos han demostrado que efectivamente en México se vive una transformación hasta en términos geopolíticos. Una muestra de ello es que el candidato que aventaja en los resultados, Joe Biden, está urgido por ser reconocido por Andrés Manuel como triunfador; mientras que a nuestro presidente no le corre prisa hacerlo y ha decididoesperar el resultado oficial. Otra muestra es la cotización de nuestra moneda que se ha mantenido estable, aún con la crisis mundial derivada del COVID-19.
El tipo de cambio representa el número de unidades monetarias de un país que se requieren para comprar una unidad monetaria de otro país. Cuando el tipo de cambio está en libre flotación (como en nuestro caso), los valores son definidos por el mercado a partir de la oferta y la demanda. Si las personas demandan más dólares entonces nuestra moneda se deprecia; por el contrario, si demandan más pesos nuestra moneda se aprecia.
El tipo de cambio también se ajusta ante los cambios de otras variables como la inflación, el déficit fiscal y el déficit comercial. Cuando en un país los precios empiezan a subir más que en otro, su moneda se deprecia; también se deprecia la moneda cuando los países tienen altos déficits.
Las fluctuaciones de la moneda actúan como una especie de amortiguador en la economía, por lo que es recomendable no intervenir y mantener la libre flotación. Tampoco debe generar alarma que una moneda se deprecie en un momento determinado o, por el contrario, que se llegue apreciar la moneda no es motivo de elogios porque lo importante es el valor en el largo plazo, un valor que en términos económicos (según los neoclásicos) tienda a la estabilidad.
La estabilidad de una moneda es un síntoma de una economía estable y siempre una economía estable es atractiva para los inversionistas, porque asegura que al menos, las inversiones no perderán su valor. Por ejemplo, históricamente el dólar se consideró una moneda estable, tanto que por mucho tiempo se le fijó una paridad con respecto al oro. En algún momento nuestro peso mexicano también fue bastante estable, esa seguridad económica propició un ambiente de altas tasas de crecimiento sin inflación.
Cuando Andrés Manuel ganó la presidencia, los economistas vulgares y los periodistas chatarra auguraron un deterioro inminente de la economía, empezando por el tipo de cambio, profetizaron que nuestra moneda se hundiría hasta 30 pesos por dólar. Quedaron en ridículo cuando los primeros meses del sexenio la moneda se apreció de 20.50 hasta menos de 19 pesos por dólar. Cuando Donald Trump amenazó con gravar aranceles o reforzar el muro fronterizo el dólar subió, pero posteriormente bajó.
La pandemia mundial que nos aqueja y que obligó al gobierno en el mes de marzo a declarar la Jornada Nacional de Sana Distancia, además de la volatilidad de los capitales financieros globales, provocó que muchas monedas de países emergentes se depreciaran porque los inversionistas se refugiaron en otros activos como el dólar o el oro. Nuestra moneda se depreció hasta los 25 pesos por dólar. A medida que las actividades se han ido reactivando el peso se volvió a apreciar.
Después de las elecciones de Estados Unidos, a diferencia de lo que pasó hace 4 años, cuando el peso se depreció como respuesta a la inseguridad económica, en esta ocasión pasó lo contrario, el peso se recuperó al nivel que tenía antes de la toma de protesta de Andrés Manuel, ayer el dólar se cotizó en 20.50 pesos, tal y como se ve en la siguiente gráfica.
Elaboración propia con datos de Banco de México
La gráfica demuestra también la estabilidad de la moneda mexicana en el tiempo, que responde con efectividad a los choques externos pero que regresa a un valor de largo plazo. Sería la primera vez en 40 años que la moneda se mantiene estable. Durante el gobierno de Ernesto Zedillo el peso se depreció 129% en los primeros dos años de gobierno; en esos mismos primeros dos años, se depreció 10% con Fox; 19% con Calderón y 5% con Peña Nieto. Con Andrés Manuel la depreciación es de 0%.
Sin duda se trata de otros tiempos, hay confianza en nuestra economía y se refleja en la estabilidad de estas variables que favorecerían una más rápida recuperación. Estas es una buena noticia, así que dejemos a un lado el pesimismo y sigamos trabajando fuertemente para consolidar la transformación, esta es una tarea de todos los mexicanos.
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos