Después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, diera positivo por COVID-19 a principios de este mes, algunos internautas han relacionado la infección del mandatario con su historia de vacunación contra la gripe.
Sostienen que tal vacunación puede hacer que las personas sean más susceptibles a contraer el nuevo coronavirus, argumentación que resulta ser falsa.
La gripe es una infección respiratoria común y contagiosa causada por el virus del mismo nombre. La vacuna gripal, entonces, combate la gripe activando el sistema inmunológico.
Aunque la COVID-19 también causa enfermedades respiratorias con síntomas que van de leves a graves, pertenece a una familia viral completamente diferente.
En un estudio reciente publicado en Journal of Clinical and Translational Science, los investigadores han descubierto que la vacunación antigripal no aumenta los riesgos de contraer COVID-19 ni empeora la morbilidad o mortalidad asociada.
Un equipo de investigadores dirigido por Joe Zein, un neumonólogo de la Clínica Cleveland, analizó a más de 13.000 pacientes en esa institución entre principios de marzo y mediados de abril de este año.
Comparando a los pacientes que recibieron una vacuna contra la gripe en otoño o invierno de 2019 (4.138 pacientes) con los que no lo hicieron (9.082 pacientes), los datos revelaron que la vacunación contra la gripe no está asociada con un aumento de la incidencia o gravedad de la enfermedad por COVID-19, incluido el riesgo de hospitalización, el ingreso a la unidad de cuidados intensivos o la mortalidad.
"Nuestros hallazgos sugieren que debemos proceder como de costumbre con nuestra campaña de vacunación para la gripe mundial en esta temporada", dijo Zein. "Conseguir la vacuna anual contra la gripe sigue siendo la mejor protección contra el virus gripal, tanto para un individuo como aquellos que lo rodea
