La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana en su edición 28, realizada por el INEGI la primera quincena del mes anterior, arroja que el 67.8% de la población de 18 años de edad y más, estima que vivir en su ciudad “es inseguro”. El porcentaje sigue siendo muy alto, pero la percepción ciudadana era mayor, el 73.4% en marzo del presente año y 71.3% en septiembre de 2019.
Para el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática se trata de un “cambio estadísticamente significativo”, aunque no pocos comentaristas lo subestimaron para no variar. Alejandro Hope, por ejemplo, dice que “La caída en la incidencia delictiva es producto de la pandemia. Tenemos menos delitos, pero al costo de miles de muertes y la paralización de la economía.” (El Universal, 21-X-20).
Las ciudades con mayor porcentaje de personas que consideraron que vivir en su ciudad es inseguro son: Ecatepec de Morelos (estado de México); Fresnillo (Zacatecas), Coatzacoalcos (Veracruz), Villahermosa (Tabasco), Toluca de Lerdo y Naucalpan de Juárez (Edomex), con 92.8, 91.8, 91.1, 90.4, 88.9 y 88%, respectivamente. Y las ciudades con menor percepción de inseguridad son: San Pedro Garza García (Nuevo León), La Paz (Baja California Sur), Mérida (Yucatán), Los Cabos (BCS), Cuajimalpa de Morelos (Ciudad de México) y Saltillo (Coahuila), con 16.6, 21.8, 22.5, 26.9, 29.1 y 30.1%, respectivamente.
Se trata, es preciso subrayarlo, de percepciones que no necesariamente empatan con las estadísticas oficiales. Percepciones que no dejan de estar influenciadas por el trinomio de la televisión que privilegia la nota roja hasta el extremo de terminar los televidentes salpicados de sangre. Y percepción “es la forma en la que el cerebro interpreta las sensaciones que recibe a través de los sentidos para formar una impresión inconsciente o consciente de la realidad física de su entorno.” (Wikipedia).
Pero sí existe correspondencia entre los porcentajes del INGI y los datos que proporcionó el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana quien al comparecer por última ocasión mensual en la mañanera presidencial sobre el vital tema, pues informó del descenso en los homicidios en dos meses consecutivos: “hay una reducción exacta de 250”, que representa 8.4 por ciento menos… Se muestra una baja que consolida el punto de inflexión y la línea de contención”, aunque en el comparativo anual, arroja un incremento de 1.1%. Alfonso Durazo reportó una reducción de 22.3% en delitos del orden federal entre 2019 y 2020, pero reconoció también un alza de 1.8% en los feminicidios.
El sonorense aprovechó el miércoles 21 para anunciar que decidió “atender el llamado de la militancia” de Morena en Sonora para buscar la gubernatura, con lo cual rosó la frontera entre un acto de gobierno y otro de promoción electoral, sancionado por la ley, no sin antes recibir el reconocimiento del presidente Andrés Manuel que anunció “estoy convenciendo a Alfonso para que permanezca en el encargo”, pero subrayó la importancia del estado norteño, lo que repitió al día siguiente.
Persuasión presidencial que por lo visto no tendrá éxito. En todo caso el sector es tan decisivo y tantos los pendientes en materia de seguridad, que la designación de 2018 era indispensable programarla con un titular de la SSPC para todo el sexenio. O bien ambos, AMLO y Durazo Montaño, previeron resultados mucho mejores para octubre de 2020 y como es evidente la gran tarea de abatir sustancialmente la inseguridad pública tiene muchos capítulos pendientes.