Los olores son un tipo de lenguaje corporal que puede afectar nuestras relaciones más de lo que pensábamos. Un nuevo estudio realizado por científicos israelíes descubrió que el cerebro de las mujeres que sufren una inexplicable pérdida repetitiva de embarazos procesa el olor masculino de una manera diferente al resto de las mujeres.
Actualmente se estima que el 50% de todas las concepciones y el 15% de los embarazos documentados acaban en una interrupción espontánea. El profesor israelí Noam Sobel y su equipo del Instituto Weizmann de Ciencias sugieren que algunos de estos casos podrían estar vinculados a una variedad humana del efecto Bruce, que suele ocurrir en los ratones.
Este efecto fue descubierto por la científica Hilda Bruce en 1959 y posteriormente pasó a llevar su nombre. En aquel año la británica se dio cuenta de que las hembras de ratón embarazadas casi siempre perdían sus embarazos tras haber sido expuestas al olor corporal de un varón que no era el padre de sus criaturas.
Hasta ahora los científicos no han podido encontrar una explicación del todo fiable sobre la causa de este fenómeno. Sin embargo, la lógica común es que la hembra opta por abortar al recibir el mensaje químico de que un nuevo varón más apto para la reproducción está cerca de ella.
En su investigación, los científicos israelíes intentaron comprobar si este fenómeno también puede ocurrir entre los humanos. Obviamente, por razones éticas no se pudieron repetir los experimentos de Bruce en humanos. Sin embargo, el equipo de Sobel buscó otras pruebas circunstanciales.
En particular, hicieron que dos grupos de mujeres olfatearan tres olores: uno extraído de una camiseta usada por su cónyuge y dos de hombres desconocidos, según el estudio publicado en la revista eLife.
Las pruebas adicionales sugieren que las mujeres que habían perdido sus bebés de forma repetida no sólo eran mejores en identificar el olor de su cónyuge, sino que también podían percibir el olor corporal de los hombres de una manera totalmente diferente. Cuando se les pidió que clasificasen los olores corporales masculinos en varias escalas, según el placer y la intensidad, o estimando factores como la fertilidad o el atractivo sexual, las mujeres del primer grupo mostraron mejor capacidad de describirlos y clasificarlos.
En la fase final de la investigación, los científicos israelíes analizaron imágenes estructurales y funcionales del cerebro. El análisis de las primeras reveló que las mujeres que habían perdido sus niños tenían los bulbos olfatorios más pequeños. Se trata de un tipo de relé que utiliza el cerebro para olfatear.
Al estudiar las imágenes funcionales los investigadores detectaron una mayor respuesta a los olores masculinos en el hipotálamo de las mujeres que experimentaron la interrupción espontánea del embarazo. Y es precisamente el hipotálamo el órgano que desempeña un papel clave para que se produzca el efecto Bruce en los ratones. Esta misma región del cerebro participa, entre otras cosas, en la coordinación del embarazo y la regulación hormonal.
"Parece que estas pérdidas son inexplicables porque los médicos están buscando problemas en el útero, cuando también deberían buscar en el cerebro y, particularmente, en el bulbo olfatorio. La correlación no es la causa, así que nuestros hallazgos no prueban de ninguna manera que el sistema olfativo, o los olores corporales, causen el aborto. Pero nuestros hallazgos sí que apuntan a una dirección novedosa y potencialmente importante para la investigación de esta condición tan mal manejada", aseveró Reut Weissgross, coautora del estudio.