Javier Corral reacciona como acorralado

Javier Corral reacciona como acorralado

El brusco desencuentro de opiniones y prácticas entre el gobierno de México y el de Chihuahua, presididos respectivamente por Andrés Manuel López Obrador y Javier Corral Jurado ya se instaló en la confrontación.

 

La manzana de la discordia es la toma violenta, el 8 de septiembre, de la presa La Boquilla y las movilizaciones inducidas por los grandes productores agrícolas (nogaleros y cebolleros), exgobernadores provenientes de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional –los grandes intereses económicos no reparan en diferencias políticas–, y alcaldes del PAN, el de Corral y Gustavo Madero quien busca febrilmente la candidatura a gobernador. Y para ello usan el manipuleo de la cuota de agua que le corresponde cubrir a Chihuahua para cumplimentar el Tratado de Aguas Internacionales que Estados Unidos y México firmaron en 1944, mismo que al decir del presidente Obrador y los conocedores es muy ventajoso para los mexicas.

 

Dicho sea de paso, este pequeño Madero le disputó en buena lid a Felipe Calderón como titular del Ejecutivo federal, la candidatura a presidente del PAN y la ganó Gustavo Enrique, pero al final lo traicionó el secretario general Ricardo Anaya. Después fue secretario de Gobierno de Chihuahua con Corral y terminó en el Senado de porro con el fracasado intento de impedir que Rosario Piedra rindiera protesta como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al no prosperar la negociación que en lo oscurito construían panistas con Ricardo Monreal.

 

El viernes 25 durante la mañanera, el subsecretario de Seguridad Pública federal formuló graves acusaciones a Corral y sus aliados que participan en la toma de la presa y la ruidosa campaña contra la Guardia Nacional y ahora contra el presidente de México. Quizás se pueden resumir así:

 

Existe una red de acaparadores del agua y “presuntamente delincuentes”; el gobernador Corral acordó en diciembre pasado, junto con sus homólogos de Tamaulipas y Coahuila, cumplir con el acuerdo negociado hace 76 años, a partir del cual México recibe cuatro veces más agua de la que entrega cada año; el primero de agosto Corral Jurado firmó la Propuesta para una extracción equilibrada y transparente en la cuenca del río Bravo. Y por si no fuera suficiente “filtra información” sobre las matutinas mesas de seguridad a la dirigencia del PAN encabezada por Marko Cortés, el Señor de los moches.

 

Los datos y hechos brindados por Ricardo Mejía Bermeja son abundantes, mas desconozco su veracidad y alcance; sin embargo, la inmediata respuesta de Corral parece propia de quien se siente acorralado y descalifica en automático al funcionario policiaco porque es “un porro mediático de López Obrador”. Lo que me recuerda a algunos de Los 650 firmantes que descalifican por “incondicionales” de AMLO a los más de 40 000 suscriptores de la respuesta. El irrespeto hecho conducta intelectual de los que juran defender la libertad de expresión.

 

No paró allí el señor que sueña con la candidatura presidencial, pues dijo “lamentar la tragedia de México por haber pasado de un presidente corrupto y corruptor como lo fue (Enrique) Peña Nieto, a uno que siembra el odio, que manipula y falta a la verdad”. Javier Corral decía todo lo contrario después de que AMLO lo rescató varias veces de los abucheos de sus gobernados y no se diga cuando se expidió la solicitud de captura a la Interpol en contra de César Duarte, su antecesor.

 

Un estudioso del PAN desde el periodismo, como es Álvaro Delgado, dibujó muy bien a Corral Jurado en la Octava radio (88.1 FM) y Canal 8, el viernes 25: Es un político muy echado para adelante, de frases muy hechas, lo mismo le decía a Felipe Calderón que a Peña Nieto, teatral y con una camionetota. Insuficiente todo ello, si no se tiene la razón, para enfrentar al presidente con mayor respaldo ciudadano desde 1940, a pesar del oligopolio mediático y sus intelectuales orgánicos.