La isla de San Andrés, en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Colombia, está pasando por una situación complicada, pues en medio de su reactivación turística tras la pandemia del coronavirus, los dueños de la única funeraria de la localidad se contagiaron de la enfermedad, lo que ha impedido la sepultura de los muertos.
De acuerdo con medios locales, la isla tenía un número inferior de personas contagiadas con COVID-19, llegando hasta hace unos días a 293, por lo que se consideró que era momento de abrir la isla a los turistas para reactivar la economía.
Sin embargo, hasta hace unas horas se notificó que la propietaria de la única funeraria de la entidad resultó contagiada con la enfermedad, provocando la acumulación de siete cadáveres de los fallecidos por coronavirus, pues solo una persona atiende la funeraria, debido a que uno de los hijos de la mujer que ayudaba en el negocio también tiene COVID-19.
Tal es la magnitud de la situación provocada por la falta de personal en la funeraria que el gobernador de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Everth Hawkins, indicó que se está construyendo un horno incinerador para cumplir con las normas sanitarias y evitar que haya propagación del virus.
"Estamos cortos de personal que conozca los protocolos para los embalajes de personas muertas por covid-19 y enterrarlos. Estamos terminando un nuevo horno incinerador para cumplir con los protocolos. No podemos dejar a la gente que se nos pudra. Eso propaga más el virus", comentó Hawkins.
Otra medida que se implementará es incrementar el número de camas de la unidad de cuidados intensivos, la construcción de 700 bóvedas en el cementerio y la adquisición de contenedores fríos para mantener los cuerpos.