Agatha Christie escribió 66 novelas de detectives, unas 14 colecciones de cuentos policíacos y piezas teatrales repletas de intriga y misterio. Sin embargo, el caso real de su desaparición durante 11 días en 1926 es un gran enigma que aún no ha sido totalmente explicado. Un caso digno de Hércules Poirot o la no menos astuta Jane Marple.
La noche del viernes 3 de diciembre de 1926, luego de despedirse de su hija, Agatha Christie se fue de su casa en Sunningdale, condado de Berkshire, al sur de Inglaterra, conduciendo su coche. Nadie supo de ella o su paradero durante 11 días.
El auto de Christie fue encontrado unos 25 kilómetros al sur, en Newlands Corner, abandonado a un costado del camino. Solo un pequeño montículo de tierra evitaba que el coche siguiese su camino pendiente abajo hacia una cantera.
Archibald Christie, un expiloto de guerra, no tenía explicación para la desaparición de su esposa, Agatha. La escritora le había dejado una carta, pero en ella nada hacía referencia a sus planes, dijo el militar retirado, quien había quemado la carta, según el relato del New York Times.
Agatha dejó dos cartas más. Una dirigida a su secretaria, con algunas indicaciones de trabajo, sin relevancia para el caso. La otra, a su cuñado, en la cual la escritora mencionaba que iba a un spa al norte de Inglaterra, en Yorkshire, por descanso y tratamiento. A pesar de esa importante información, la escritora seguía sin aparecer.
Las teorías de la época eran varias. Algunas señalaban la presunta culpabilidad de Archibald en la desaparición de su esposa. Según se supo luego, el aviador tenía entonces una relación extramatrimonial con una joven, situación de la que Agatha estaba al tanto.
Con el paso de los días, empezó a correr el rumor de que la escritora se había ahogado en Silent Pool, un profundo lago de aguas de manantial a una corta distancia del lugar donde encontraron el auto abandonado. También se especuló con que todo se tratase de un ardid publicitario. La Policía incluso buscó en vano pistas en la trama de un manuscrito que se suponía era la última obra inédita de la autora.
Asimismo, la secretaria negó completamente que fuera todo una maniobra de promoción. Christie ya era una escritora exitosa, y pocos meses antes había publicado su sexta novela, El asesinato de Roger Ackroyd, protagonizada por el archifamoso detective belga Hércules Poirot, quizá el personaje más recordado de Christie.
¿Qué pasó con Agatha Christie?
Días después, la Policía manejaba tres posibilidades: que Christie había sido asesinada; que había cometido suicidio, o que simplemente se había escapado. Para confirmar alguna de las dos primeras faltaba encontrar el cadáver. Miles de personas participaron en la búsqueda activa de Christie. Incluso llevaron a uno de los perros mascota de la autora con la esperanza de que el animal pudiera hallarla, pero fue en vano.
Según consigna el diario The Guardian, hasta el propio Arthur Conan Doyle, creador Sherlock Holmes, tomó cartas en el asunto, aunque lo hizo de una forma apartada al razonamiento deductivo de su personaje: llevó un guante de Christie a una médium. Incluso hubo sesiones espiritistas en el lugar de la desaparición.
La búsqueda culminó el 15 de diciembre, luego de 11 días de varias especulaciones y teorías disparatadas. Agatha Christie apareció, en efecto, en un spa de Harrogate, Yorkshire. Sin embargo, la escritora no recordaba cómo había llegado allí. No menos curioso es que estaba registrada bajo el nombre de Teresa Neele: la joven amante de Archibald se llamaba Nancy Neele.
Casi un siglo después no se sabe la razón exacta de la desaparición de Agatha Christie. Ella no mencionó este incidente en su autobiografía, publicada en 1977, sino que se refirió al tema en una ocasión, durante una entrevista concedida al diario Daily Mail en febrero de 1928. Allí dijo:
"Salí de casa esa noche en un estado de mucho nerviosismo, con la intención de hacer algo desesperado [...] Cuando llegué al punto del camino que pensé estaba cerca de la cantera, saqué el auto del camino, colina abajo. Solté el volante y dejé que el auto avanzara. El auto se chocó con algo y dio un sacudón imprevisto. Me arrojó contra el volante, y mi cabeza golpeó algo. Hasta ese momento yo era la señora Christie".
Cuando Archibald se encontró con Agatha, ella no recordaba nada. El diagnóstico certificaba que sufrió de amnesia temporal. Para Andrew Norman, médico, biógrafo e historiador, que escribió sobre la desaparición en Agatha Christie: The Finished Portrait, la escritora estaba en un "estado de fuga", es decir, padecía de amnesia psicógena o amnesia funcional, causada por un evento de estrés o por depresión.
"Este estado de fuga, que se entiende mucho mejor en el presente, encaja con los síntomas que Christie mostró durante su estadía en Harrogate", señaló Norman. Es solo una de las tantas explicaciones que se han dado sobre el comportamiento de la escritora.
El matrimonio se divorció en marzo de 1928. Agatha se casó más tarde con el famoso arqueólogo británico Max Mallowan, mientras que Archibald lo hizo con Nancy Neele.
La última aparición pública de la autora fue en 1974, para el estreno de la primera adaptación al cine de su novela Asesinato en el Expreso de Oriente. Agatha Christie disfrutó del film salvo por una cosa: el bigote de Hércules Poirot. "Escribí que él tenía el bigote más elegante de Inglaterra, y en la película no lo tenía. Qué pena, pensé", sentenció.
Agatha Christie murió el 12 de enero de 1976, a los 85 años. Aún estaba casada con Mallowman.