Las agresiones contra periodistas y medios de comunicación en México tuvieron un incremento de 45% durante el primer semestre de 2020, indica el informe anual de la organización defensora de la libertad de expresión, informó la organización Artículo 19.
La organización internacional "documentó 406 agresiones contra periodistas y medios enero a junio; esto representa un incremento del 45% en comparación con las 280 agresiones documentadas durante el mismo periodo en 2019".
En otras palabra, "hoy se agrede a la prensa cada 10.75 horas (sic)" en México.
Ese recuento de ataques es grave, porque el 2019 fue "el año más violento contra la prensa en la última década", con 609 agresiones documentadas por defensores de los periodistas y medios.
El informe de la organización fundada en 1987 para la defensa del derecho a la información, indica que los estados con más agresiones contra la prensa son la Ciudad de México y Puebla, y tres estados del sureste: Oaxaca, Veracruz y Quintana Roo.
En los primeros seis meses de este año ya se alcanzó el 66% de este "infame récord" de ataques violentos registrado en 2019.
"Este primer semestre de 2020 ya superó el total de agresiones documentadas en todo 2015; de continuar esta tendencia, el 2020 sería el año más violento para la prensa" mexicana, desde que tiene registro la organización que toma su nombre del artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de dedicado a la libertad de expresión.
Exhortación a las autoridades
Con base en esos resultados, la organización urge a los gobiernos federal y locales a revertir esta tendencia de violencia al fortalecer los mecanismos de protección para defensores de derechos humanos y periodistas, desarrollando "políticas públicas integrales para garantizar el ejercicio libre y seguro del periodismo".
Con datos de 2019 y el primer semestre del año en curso, "suman 15 periodistas quienes perdieron la vida por su labor bajo la actual administración", detalla el informe.
Además de los asesinatos, las principales agresiones contra periodistas y medios registradas en 2020 son amenazas, intimidaciones y hostigamientos, así como bloqueos informativos y alteraciones de contenido.
El balance semestral indica que los periodistas recibieron 96 amenazas, "de las cuales 40 fueron amenazas de muerte", que representan un incremento de más del 26% con respecto al mismo periodo del año anterior.
Los defensores de periodistas documentaron 91 casos de intimidaciones y hostigamientos, "lo que implica un incremento del 40%".
En particular, las campañas de desprestigio se duplicaron con 36 agresiones y "casi llegan al total de 39 registradas a lo largo de todo el año pasado".
Los bloqueos informativos y alteraciones de contenido registrados ascendieron a 61 casos, lo que representa una duplicación de estos ataques.
En ese lapso de seis meses se registraron 47 ataques físicos, cantidad de acciones contra los medios que "implica un preocupante aumento del 80%, dada la vulnerabilidad que este tipo de agresiones representan para la integridad física de periodistas en México".
Asimismo, durante este primer semestre, el documenta describe al menos 68 agresiones contra periodistas y medios durante la cobertura de la pandemia de COVID-19.
En vez de fungir como espacios de diálogo o de transparencia informativa, tanto el presidente como los gobernadores "utilizan las conferencias de prensa, en temas generales y de la salud, para estigmatizar y denostar a la prensa", lamenta la organización.
También existe un componente de género en incremento de la violencia: "los ataques contra las mujeres periodistas casi se duplicaron, pasando de 56 a 111 agresiones", en el primer semestre de 2020.
Los asesinatos y las amenazas de muerte por grupos del crimen organizado son una constante en regiones donde la frontera entre el gobierno y el crimen organizado se vuelve difusa, describe el informe, y suma a los hechos la desaparición de un periodista por más de 48 horas.
A-19 exige finalmente a la Fiscalía General que ejerza de forma diligente la facultad de atracción que le ha sido conferida, particularmente en aquellos casos de más graves delitos contra la libertad de expresión.