El hartazgo a la indolencia mostrada por Rosario Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ha provocado que en estos momentos la sede de este organismo supuestamente autónomo esté tomada por colectivos feministas que exigen un freno a los feminicidios y violencia de género.
La labor de Piedra Ibarra en Derechos Humanos es evidentemente opaca, como opaco fue su nombramiento al frente de este organismo, pues basta recordar la discusión que se dio en el Senado, donde se presentaron agresiones y empujones durante su toma de protesta.
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