¿Tú le crees a Antorcha? Yo tampoco

¿Tú le crees a Antorcha? Yo tampoco

La gran mayoría de los poblanos tienen en muy mal concepto a Antorcha Campesina. Es una realidad irrefutable que solo los líderes de este movimiento no quieren reconocer.

 

Ya sea por abusar de sus agremiados, por los despojos de terrenos o simplemente por los constantes problemas que causan en Puebla con sus constantes manifestaciones, la sociedad nunca meterá las manos al fuego por esta agrupación.

 

Esto viene a colación de la absurda campaña que Antorcha Campesina hace en redes sociales para presionar al gobernador Luis Miguel Barbosa, quien contrario a anteriores mandatarios, no ha cedido a los caprichos de esta organización.

 

Hasta entiendo el coraje de líderes como Juan Manuel Celis y Soraya Córdova Morán. Debe ser complicado estar acostumbrado a recibir mucho sin dar nada a cambio solo gracias a presiones y golpeteo político.

 

Y me llega a la mente un slogan usado en una campaña presidencial hace ya unos años, solo que cambiamos al PRI por Antorcha Campesina, aunque sinceramente vienen siendo lo mismo.

 

¿Tú le crees a Antorcha? Yo tampoco.

 

Por más que Celis y Córdova digan que defienden los derechos de los campesinos, el ansia de poder que han mostrado al buscar convertir a Antorcha Campesina en partido político echa toda “buena” intención abajo.

 

No, señores, ni yo, ni la sociedad, ni mucho menos sus mismos agremiados, esos a los que han despojado muchas veces de su patrimonio les creen.

 

No tienen entonces argumentos para hacerse las víctimas ante la negativa del gobernador de ceder a sus intereses. Ojalá y anteriores administraciones hubiesen contado con el valor necesario para ponerles un alto.

 

Y ante un gobierno que pone un punto final a sus caprichos, Antorcha Campesina se ve como un ente pequeñito que debe dejar de existir, pues perjudica más de lo que beneficia.

 

Con todo lo que han “ganado” con estos años de golpeteo político, los líderes antorchistas tienen suficiente para mantener sus restaurantes, centros deportivos y balnearios.

 

Dijera mi abuelo: “¡No se cuelguen de la ubre!”.

 

Insisto.

 

¿Tú le crees a Antorcha Campesina? Yo tampoco.