Todos son críticos en las crisis, pero pocos aplauden las victorias. Peor aún, dejan de reconocer que lo que tuvo que hacerse para llegar a cierto punto. Puebla salió este fin de semana de las ciudades con mayor índice de contagios por COVID-19. Más aún, la reapertura paulatina de la economía no ha causado un rebrote.
El gobernador Miguel Barbosa Huerta defendió durante meses la necesidad de esperar, conminó a los empresarios a ser solidarios y que comprendieran que por encima de la crisis económica estaba la crisis sanitaria.
"No vamos a establecer otra fecha para el reinicio. Hoy estamos en el peor nivel de contagio en el estado y en el país. Hoy no hay condiciones para el reinicio el 15 de junio. Si mañana aparecen 20 contagios, primero lo reconoceré. De ahí se desprenden muchas consecuencias legales", dijo el 13 de junio pasado.
El mandatario, por aquellas semanas, incluso llamó a un Pacto Ciudadano para que los empresarios comprendieran esta negativa a la reapertura en el momento en el que el índice de contagios era tan alto. Como respuesta recibió la crítica del sector empresarial, no de todo, sino del más identificado con la ultraderecha poblana.
Los señalamientos fueron diversos, algunos moderados y otros estridentes. Insistían en una reapertura que, de haber ocurrido, habría llevado a Puebla a una crisis sanitaria. Pese a los señalamientos, el gobernador no cedió porque, de acuerdo con sus palabras, la prioridad era no colapsar el sistema de salud.
"Sabemos que otras ya empezaron desde el primero de junio. El gobierno tiene que fijar una posición. Es importante la economía, pero más importante es la vida y la salud de los poblanos", dijo hace casi dos meses.
Hoy el sistema de salud registra una estabilización de la curva de contagios. El estado ha registrado una tendencia a la baja en los contagios de la COVID-19. Incluso, según la secretaría de Salud federal, las cifras estables en las últimas cuatro semanas no superan el promedio de 200 contagios por día.
Entre el 7 de agosto y el 6 de septiembre, fueron registrados 6,146 contagios de COVID, así como 945 fallecimientos causados por complicaciones de esta enfermedad; es decir, en los últimos 30 días la tendencia se mantuvo estable, de acuerdo con datos de la SSA federal.
La reactivación económica y la movilidad aumentaron, pero no así los contagios. En aquel 13 de junio el gobernador advirtió que la reactivación dependería del tratamiento que el Gobierno del Estado mantuviera acerca de la enfermedad. A dos meses de distancia, se logró controlar la pandemia, al menos en Puebla.
“Estoy consciente de las consecuencias políticas que podría traerme a mí o a mi administración la decisión, así como de la dificultad de que este decreto se cumpla; sin embargo, acotó es mi deber privilegiar la salud de los poblanos”.
Incluso, señaló entonces que sin esta determinación, el aumento de contagios causaría que las industrias colapsaran por los contagios. Una apertura anticipada también dañaría la economía de manera grave.
Hoy la reapertura se mantiene porque los contagios no han crecido de manera sostenida. Hace dos meses, el Consejo Coordinador Empresarial confrontó al Estado para urgir la apertura de negocios:
“Pedimos que el gobierno del estado actúe a la altura de su investidura, sin polarizar a la sociedad, enfocándose en cómo apoyar a los miles de poblanos que viven al día, que han perdido su empleo y que desafortunadamente carecen de certeza económica y eficiencia gubernamental”.
Pero el tiempo le dio la razón a Barbosa Huerta, de haber cedido los contagios tendrían una cifra mayor en cuanto a probabilidad de transmisión.
Del 7 al 12 de agosto, la tendencia en el número de casos fue entre 99 al 337, margen amplio, aunque en la mayoría de casos fue de más de 300 casos por día, a partir de ahí la tendencia fue a la baja hasta llegar a 76 casos.