América es la región del mundo con más médicos muertos e infectados. La triste lista de los países con la mayor cantidad de profesionales de la salud que han fallecido por COVID-19 es encabezada por México, Estados Unidos y Brasil. Según la Organización Panamericana de la Salud, la cifra sobrepasa los 2,500 fallecimientos y los 570,000 contagios.
Aunque las enfermeras, médicos y otros profesionales sanitarios representan solo una pequeña fracción de la población, son especialmente vulnerables al COVID-19. Según el reporte del 2 de septiembre de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la región americana han muerto más de 2,500 por el virus, y se han enfermado 570.000.
En Canadá (donde hay 132,301 personas con COVID-19), los trabajadores de salud representan más de una cuarta parte de todos los casos notificados, mientras que en Estados Unidos (casi 6.2 millones de casos) y México (620,000 infectados), los trabajadores de salud representan uno de cada siete casos.
De hecho, el informe señala que Estados Unidos y México representan casi el 85% de todas las muertes por COVID-19 en los trabajadores de salud en América. Un reporte global publicado el 3 de septiembre por Amnistía Internacional cuenta 1,320 profesionales muertos en México, 1,077 en Estados Unidos y 634 en Brasil (donde hay casi cuatro millones de contagios). En estos países las tasas de muerte e infección han sido las más altas.
Impacto desproporcionado en las mujeres
La OPS también advierte que las mujeres, que constituyen la mayoría de la fuerza laboral de salud, se han visto afectadas de manera desproporcionada: casi tres cuartas partes de los trabajadores de salud diagnosticados con COVID-19 en la región son mujeres.
Además, el reporte de la OPS también advierte que en Chile (donde hay 416,501 casos), 70% de los trabajadores de la salud estaban preocupados por contraer COVID-19, y en Paraguay (casi 20,000 infectados), más de 40% de los sanitaristas se siente ansioso, un tercio experimenta depresión y más de una cuarta parte sufre de insomnio.
En México, en tanto, una encuesta de la OPS demostró que casi la mitad de los empleados de la salud no recibió equipo de protección individual en el trabajo. Según Amnistía Internacional, en México, el personal de limpieza de los hospitales es especialmente vulnerable al COVID-19. "Muchos limpiadores y limpiadoras de centros sanitarios de México están subcontratados, lo que significa que tienen menos protección", se lee en su reporte.
La situación "fue especialmente problemática al principio (de la pandemia), cuando los equipos de protección personal se estaban agotando y los trabajadores de la salud se vieron obligados a reutilizar máscaras y batas, buscar alternativas o renunciar por completo a la protección para cuidar a quienes lo necesitaban", contó Carissa Etienne, directora de la OPS en la rueda de prensa donde presentó el informe.
A medida que los países luchaban por hacer frente al virus y controlar su propagación, muchos trabajadores de salud tuvieron que enfrentar los sucesivos brotes sin la capacitación suficiente para protegerse mientras trataban a pacientes con COVID-19.
Con un aumento en el personal y los pacientes, los hospitales se desbordaron y muchos fueron lentos en implementar protocolos de clasificación de los pacientes (triaje). Esto significó que los pacientes con COVID-19 expusieron al virus a otras personas que quizá se estaban tratando por otras afecciones, lo que dejó a los trabajadores de salud más vulnerables.