Tras soportar presiones mediáticas y políticas, el primer funcionario del continente americano que planteó una ruta crítica para eliminar el glifosato de la producción agrícola, renunció a su cargo. Sputnik le brinda un análisis político de su salida.
Víctor Toledo se despidió de su equipo en la Secretaría que presidió durante un año con un semblante abatido. Fuentes cercanas señalaron a Sputnik que su renuncia se debió a temas personales y de salud que lo tenían "anímicamente afectado", sin embargo, profundas raíces provocaron ese desgaste.
El secretario se volvió el centro de la polémica mediática cuando a comienzos de agosto se filtró un audio viejo en que reconocía las diferencias sostenidas con el Secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, actualmente infectado de la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus.
En lugar de Toledo, fue nombrada como nueva secretaria de Medio Ambiente María Luisa Albores, que llega al cargo desde la Secretaría de Bienestar, a dónde fue promovido Javier May, antiguo subsecretario de esta misma institución estatal quien tuvo a su cargo la implementación del programa Sembrando Vida. May también había renunciado a su cargo debido a pleitos con Albores, según las fuentes, que señalaron como la mala relación entre estos dos funcionarios era notoria. Sin embargo, el presidente no aceptó su renuncia y lo elevó ahora al cargo de Secretario.
Víctimas del glifosato
Desde su nombramiento a fines de mayo de 2019, Toledo lideró una agenda que puso en jaque a los intereses de las grandes multinacionales, vinculadas a la agricultura industrial y a la comercialización de comida chatarra, por medio del Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (Gisamac) que excluyó a los representantes de la industria y avanzó en la consolidación del etiquetado frontal de alimentos, recientemente aprobado en México.
El conflicto sobre el glifosato, que emergió a la opinión pública por medio de la filtración mencionada de los audios, tuvo como fondo un proyecto de decreto presidencial que planteaba una regulación light del proceso liderado por el exsecretario de Ambiente, que fue publicado (luego, retirado) sin ser consultado con Toledo ni con el secretario de Salud, Jorge Alcocer.
La movida vino a probar lo que Toledo señalaba en el audio filtrado: que el Gobierno de López Obrador vive una tensión constante sobre cómo usar los recursos del Estado una vez conquistado el poder, y que esto se evidencia con mayor claridad en la disputa por el modelo agrícola que impulsará para México la 4T, como se llama coloquialmente al Gobierno encabezado por AMLO.
Toledo Manzur, de 75 años, se retiró del cargo argumentando cuestiones de salud, vinculado a un problema cardíaco que se agravó durante el tiempo en que ocupó esta función pública. Su salida deja abierta ahora la incertidumbre de cómo seguirá adelante la ruta crítica para la eliminación del glifosato en México hacia el año 2024.
Aunque diversos colectivos del país se han pronunciado exigiendo al presidente López Obrador la continuidad del camino abierto por Toledo, la fuerte influencia del sector empresarial en la égida del presidente, representada por el Consejo Asesor Empresarial y el papel de Víctor Hugo Romo como encargado de la Oficina de Presidencia, abren un panorama de incertidumbre ante ese camino único que México se había trazado y que se observaba con atención desde distintos puntos del Continente.
El glifosato es el principio activo de la mayoría de los herbicidas usados en la agricultura industrial que en menos de 30 años masificó su uso en prácticamente todos los cultivos del continente. Sin embargo, está ampliamente probado que el químico provoca efectos teratogénicos, es decir, malformaciones congénitas en los embriones en gestación, así como su persistencia y acumulación en suelos y cuerpos de agua de los sitios en dónde se utiliza. (Sputnik)