El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a su Segundo Informe de Gobierno con una idea clara de su proyecto. No tiene como prioridad la economía, ni la salubridad, mucho menos los temas de avanzada, establecidos por la Organización de las Naciones Unidas. Su objetivo central es mantener el poder para su movimiento a través del establecimiento de una narrativa: soy el más honesto.
La narrativa que ha construido es la de un político sostenido por sus propios dichos, que respaldan los millones de seguidores que tiene. Este martes, durante la presentación de su Segundo Informe de Labores, López Obrador se erigió como el presidente que más ha atacado la corrupción.
“El principal problema de México era la corrupción y ahora no tengo la menor duda. La peste de la corrupción originó la crisis de México, por eso me he propuesto erradicarla por completo. Este Gobierno no será recordado por corrupto, nuestro principal legado será purificar la vida pública de México”.
Sin que tomara en cuenta el reciente video escándalo de su hermano Pío López Obrador, grabado en lo que luce como un presunto ilícito -desvío de recursos a campañas electorales-, el presidente ha decidido establecer como su narrativa de campaña la honestidad y el combate a la corrupción. Por ello, es evidente establecer que dicho discurso será la línea que mantendrán todos los candidatos de Morena en 2021.
El informe de labores no sorprendió: solo fue una “mañanera” multiplicada en la que el mandatario fue desde la pandemia hasta la economía en cuanto a los temas, en teoría, exitosos de su gobierno.
“Nos han reprochado que no emprendimos un rescate económico elitista para atenuar los efectos de la pandemia. Pero es un timbre de orgullo poder decir que ayudamos por medio de los programas sociales a 23 millones de familias. Imagínense cuántos adultos mayores han podido observar la reclusión sanitaria por contar con el derecho a recibir una pensión, así sea modesta”, dijo el presidente.
Más las cifras duras contrastan con el escenario que presenta. La situación que tiene la economía mexicana es muy preocupante. El mayor deterioro registrado sitúa al país a la cabeza de los países más afectados por la COVID-19.
La estimación de la contracción económica en el país es de 18.7%. Esta caída sitúa a México únicamente por detrás de Reino Unido, entre los países miembros de la OCDE y, debido a la paralización de la actividad económica, el INEGI ha registrado una pérdida de empleos que ronda el millón de trabajadores.
“Hoy algunos críticos piden que se gobierne en sentido distinto, que prescindamos de nuestro ideario y nuestro proyecto; que apliquemos recetas económicas contra las que hemos luchado o que seamos tolerantes con la corrupción que nos propusimos erradicar. Piden, en suma, que yo traicione mi compromiso con la sociedad; que falte a mi palabra y que renuncie a mi congruencia y eso, lógicamente, no va a ocurrir”, dijo el mandatario ante el escenario económico.
Pero el presidente anunció hoy que no cambiará en su estrategia, que en suma no es económica sino político-electoral. Su prioridad es continuar con el discurso de contraste y polarización porque, en 2021, busca reafirmar su proyecto. Las elecciones del próximo año, en cuanto a la narrativa que hoy estableció el presidente se reducirá, así, en este planteamiento: ¿quieres que siga el combate a la corrupción o prefieres que regresen los neoliberales de antes torturaban, robaban, destruían y cometían fraudes electorales?