Las cifras de la pandemia en México siguen ocupando las primeras planas de los diarios “nacionales” –en la época digital las fronteras entre lo estatal, el país y el orbe son inexistentes–, no tanto en el oligopolio de la televisión y radiofónico. Y ojalá –Alá quiera– sea resultado del afán de informar que es y debiera ser la razón y el propósito último de los medios, sino la presión facciosa para doblegar al presidente Andrés Manuel que se resiste a devolverles lo que ganaron a pulso los propietarios en concesiones mediáticas, mercantiles y pautas publicitarias.
Es comprensible porque perdieron mucho y se acostumbraron al dinero relativamente fácil los concesionarios y sus empleados estrellas por famosos, aunque la tal fama hoy sea pérdida de credibilidad o franco rechazo para ellos y ellas.
Lo anterior explica en parte los porqués del vacío informativo cuando la pandemia empieza a ceder en México como tendencia muy clara en las últimas seis semanas, por fortuna para todos, incluidos los señores y señoras antes aludidos. Saludable tendencia que oportunamente reportó con cautela el funcionario más criticado por la mediocracia, después de López Obrador, el doctor Hugo López-Gatell.
En rigor sea dicho las orquestadas campañas hasta porque según amigos y partidarias de AMLO, López Gatell se siente precandidato presidencial y aun atribuyen al tabasqueño de Macuspana la decisión de hacerlo precandidato. La locura de la politiquería frente a un gravísimo problema de salud global que ya cobró la vida de más de 775 000 personas y 22 millones de contagiados.
La confirmación de la extraordinaria tendencia cuando varios países de Europa padecen serios rebrotes, es que México “está en una fase clara de descenso”, tanto en infectados, hospitalizados y la cantidad de paisanos fallecidos.
Es un logro grande producto de la sociedad que sin medidas coercitivas por lo que al gobierno de la 4T corresponde, aplica las recomendaciones de las autoridades de salud; de la colaboración entre los tres poderes de la Unión y los tres niveles de gobierno pese al discurso en buena medida demagógico para las clientelas, de la decena de gobernadores “rebeldes” pero que en privado le hacen caravana a AMLO. Y por supuesto, resultado de las estrategias y medidas que diariamente explica el doctor Hugo con una paciencia envidiable para los gobernadores y dirigentes opositores de “mecha corta”.
Pero nada es irreversible, como lo evidencian varios países europeos, sino una construcción diaria de todos, por encima de religiones, preferencias sexuales, razas, condición social, género, de todo. Opino que no tiene gran ciencia comprenderlo, pero sí asumirlo, hacerlo parte de nuestra cotidianidad, lo que no impide postular opiniones críticas y denuncias que ayuden a corregir insuficiencias y errores.
Resulta comprensible que a pesar de que el gobierno concretó un acuerdo por medio de la Fundación Carlos Slim para desarrollar la vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-COV-2, diseñada por la Universidad de Oxford y el laboratorio Astra Zeneca, simultáneamente se mantiene inscrito en protocolos de investigación sobre inoculaciones que se desarrollan en Rusia, China, Estados Unidos y Francia. Y AMLO esté en la mejor disposición de conversar con Vladimir Putin y Xi Jinping “para traer a México el tratamiento, e incluso si fuera necesario, para que no quede duda, sería el primero en aplicármela”.
Encontrar confusión en lo anterior son ganas de joder en su mexicana acepción, como lo hacen varios analistas.