Estamos por iniciar la tercera década del siglo XXI. La segunda (2011-2020) se está despidiendo con una pandemia que ha afectado a la población como nunca, no por el número de infectados y muertos (que es considerablemente menor al de pandemias anteriores como la gripe española, la peste bubónica o la peste negra) sino por la parálisis económica mundial.
La pandemia está acelerando un conjunto de cambios que ya estaban gestados desde finales del siglo pasado y que representan la ruptura del paradigma civilizatorio de la modernidad. Es decir, estamos cuestionando las formas de concepción del mundo, la naturaleza y la sociedad que estuvieron inalterados durante tres siglos aproximadamente. En otras palabras, nuestra generación está viviendo una transformación social, cultural y tecnológica que sucede pocas veces en la historia de la humanidad. Somos como la generación que vivió el siglo de las luces (fin de la edad media) o como la que vivió la caída del imperio romano (fin de la edad antigua) eso nos hace afortunados, pero también nos carga de responsabilidades.
¿Qué tan profunda será la transformación de la civilización?, ¿qué dirección tomarán estos cambios? Esa es la responsabilidad que como generación tenemos. La supervivencia de la humanidad depende de nosotros. ¿Por qué? Porque en un momento determinado, cuando el paradigma dominante se encuentra cuestionado, entran en pugna otros paradigmas, por ello vemos ahora un ambiente de variadas formas de ver el mundo: las ideas socialistas del marxismo, las anarquistas, las feministas que han cuestionado hasta el idioma, las ecologistas, las cosmovisiones ancestrales de los pueblos alguna vez olvidados; pero, al mismo tiempo, toman fuerza ideas retardatarias y conservadoras, creacionistas y hasta negacionistas de la ciencia (como las posturas que vemos con respecto al coronavirus).
Al mismo tiempo que esto ocurre en términos sociales, se está suscitando una transformación en términos naturales, nos referimos a la dinámica de la población humana. Toda población biológica presenta ciclos similares: crecimiento, estancamiento, declive y, en algunos casos, un nuevo crecimiento o la extinción, como ha sucedido con algunas especies. La población humana ha estado en fase de crecimiento desde el principio, no hay evidencia que pruebe que en algún momento la población humana decreció, ni siquiera con los grandes genocidios planetarios como la invasión europea a América en el siglo XVI o las guerras mundiales del siglo XX. Pero hoy la población humana se aproxima a un periodo de estancamiento.
Un periodo de estancamiento significa que el tamaño de la población se mantiene constante durante al menos una generación (un periodo de entre 40 y 70 años). Este fenómeno que parece positivo para conservar la naturaleza, para la población biológica es negativo, porque inevitablemente vendría una fase de decrecimiento y, si la tendencia no se revierte, la extinción. Si la población humana se estanca las consecuencias son negativas para la economía porque hay muchos ancianos y pocos jóvenes que trabajen, un país se vuelve improductivo.
Para que un país mantenga su población en crecimiento necesita tener una tasa de fertilidad mayor a la tasa de reemplazo que es igual a 2.1 hijos por mujer, esto significa que por cada 10 mujeres haya 21 hijos, de esta forma la pareja que concibe se reproduce; se habla de 2.1 y no de 2 porque se considera que no todos los hijos llegan vivos a la edad adulta. Una población con una tasa de fertilidad igual a la tasa de reemplazo experimenta un periodo de estancamiento; mientras que una población menor a esa tasa empieza a decrecer.
Actualmente hay 123 países con tasas de fertilidad por debajo de la tasa de reemplazo la mayoría están en Asia y Europa. La gráfica 1 muestra aquellos países con las mayores y menores tasas, véase que el segundo lugar lo ocupa un país latinoamericano; por otro lado, los países con mayores tasas de fertilidad son los africanos. México se encuentra justo en la tasa de reemplazo, por lo que, si esta tendencia se mantiene, en los próximos 40 años la población mexicana dejará de crecer.
Elaboración propia con datos de Banco Mundial (2018)
Al año 2020 se calcula una población de 7.8 mil millones de personas, para el año 2060 seremos 9.7 mil millones y a partir de ahí la población empezará a decrecer, para principios del siglo XXII, la población será de 8.8 mil millones. Pero más de la mitad de la población tendrá 50 años o más y la población mayor de 80 años será el doble de los niños menores de 5 años. La mayor parte de la población en el planeta estará en África y al menos 100 país habrán reducido su población a la mitad en comparación a la que tienen actualmente, entre ellos China, India, Japón, Rusia y Brasil.
Actualmente, los países con bajas poblacionales contrarrestan el fenómeno con la migración. En un lustro será indispensable que países como Alemania, Italia, España y Reino Unido apliquen un programa de atracción de migrantes calificados, pero ¿qué pasará cuando toda la población del mundo se reduzca y envejezca?
Con estas previsiones tenemos al menos dos alternativas: transformar el actual paradigma de producción-consumo pensando en una población anciana y reducida o se promueve una reversión de las tasas de natalidad para impulsar un mayor número de hijos. ¿Cuál camino deberíamos tomar como civilización?
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos