Genoveva Huerta, inexistente en el mapa político

Genoveva Huerta, inexistente en el mapa político

Genoveva Huerta Villegas, la supuesta “líder” del PAN en Puebla, es prácticamente inexistente en el mapa político y esto quedó en evidencia la mañana de este martes, cuando el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta puso en su lugar a la “dirigente” panista.

 

Si usted, amable lector, le pregunta a cualquier persona en la calle quién es Genoveva Huerta, le apuesto lo que quiera a que ni el 30 % la conoce.

 

Tiene razón el gobernador, la oposición que representa Genoveva es pequeñita, diría que mínima, casi imperceptible.

 

Aunque llore por los rincones, Genoveva Huerta es más conocida por los atropellos a la militancia panista y los moches entregados a su incondicional Eduardo Alcántara que por sus “virtudes” políticas.

 

Es más, un ejemplo claro es el desastre que resultó como candidata a diputada local en las elecciones de 2018, cuando por cierto no dudó en seguir cobrando como legisladora federal mientras dizque hacía campaña.

 

Y con ese historial, Genoveva Huerta ahora sueña con ser candidata a la alcaldía de Puebla… Le juro que no es broma, la dirigente del PAN cree tener las credenciales para buscar la primera regiduría.

 

¿Quién ha engañado de manera tan cruel a Genoveva Huerta? Será que sus incondicionales, Eduardo Alcántara y Pedro Gutiérrez, igual de insignificantes en el mapa político, se han dedicado a meterle ideas en la cabeza que no son acordes a la realidad.

 

La verdad, hasta quien escribe esta columna siente un poco de lástima por “la Jefa”, pues si todos sus movimientos faltos de claridad le dieran la candidatura a la alcaldía, entonces el PAN estaría destinado al peor de sus fracasos en las urnas.

 

Que alguien por simple humanidad le ponga los pies en la tierra a Genoveva, quien no puede aspirar a un cargo tan alto cuando ni siquiera en su propio partido la quieren.

 

Es cuestión de empatía…

 

El COVID-19 no es un juego, sobra decirlo. Quienes lo hemos vivido en carne propia resulta una experiencia dolorosa en todos los sentidos, pero igual duele ver a una sociedad sin empatía, sin humanidad.

 

Nada nos cuesta 15 días usando un cubrebocas. Hacerlo no solo por nosotros, sino por nuestras madres, padres, abuelos, tíos, hijos y parejas.

 

Para ustedes, mis amigos que viven la pesadilla del coronavirus en estos momentos, mi total respaldo. Saldremos adelante.