Kimora Lynum, de 9 años, falleció en el condado de Putnam (Florida) mientras tomaba una siesta después de jugar con unos amigos.
Varios días antes de su muerte, la pequeña tenía fiebre leve, pero los médicos del hospital local afirmaron que no era más que una "infección" y la enviaron a casa, sin realizarle la prueba del COVID-19.
RIP: The youngest Floridian to die from COVID-19 is 9-year-old Kimora “Kimmie” Lynum who had no pre-existing health conditions https://t.co/utQu9ZRd8a pic.twitter.com/CZKm3ivsxn
— Billy Corben (@BillyCorben) July 25, 2020
Más tarde, la niña se sintió cansada mientras jugaba con sus amigos. Decidió echar una siesta, pero nunca se despertó. Los familiares de Kimora no saben dónde ni cómo pudo contraer la enfermedad, ya que no tenía problemas crónicos de salud y tampoco estuvo en contacto con personas infectadas.
Trágicamente, la pequeña —que se convirtió en la víctima más joven de COVID-19 en Florida— falleció tres meses después de que su padre fuera asesinado a tiros.