México registró su primer caso positivo de covid-19 el 28 de febrero, y tras cinco meses se ha colocado entre los cuatro países con mayores cifras de muertos en el mundo, mientras sigue alcanzando a diario nuevos récords de contagios, de más de 8.000 en 24 horas, que han dado al traste con sus planes de pronta reactivación económica.
La emergencia sanitaria ha provocado una histórica contracción anual de 21,6 por ciento en su actividad económica en mayo, según la más reciente estadística del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Ese informe revela que la actividad de servicios es de lejos la más afectada con los cierres de miles de restaurantes, hoteles y comercios.
"No ha habido planeación (planificación) ni preparación alguna para atender esta pandemia", dijo a Sputnik el senador por el opositor Partido Acción Nacional, Jaime Ramírez Barba
El legislador afirmó que el comportamiento de la enfermedad que causa el nuevo coronavirus está estrechamente vinculado con los recortes al gasto público, originado en las políticas de austeridad del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
"Las reducciones afectaron el gasto operativo y se perdió la capacidad de supervisar, de mejorar laboratorios o infraestructura, de tener las pruebas de contagio necesaria", agregó Ramírez.
El asunto y se politizó, y el partido de centroderecha, principal fuerza opositora, anunció una denuncia ante del Poder Legislativo contra el presidente por "negligencia criminal".
Es previsible que la mayoría oficialista hará imposible que prospere, imponiéndose en las dos cámaras bajo su control.
CONFIANZA EN EL GOBIERNO
López Obrador, por el contrario, atribuye las críticas a un intento de manipulación con fines electorales, de cara a la próxima renovación completa del Congreso y de la mitad gobernadores, en junio del año próximo.
Durante una visita al estado de Oaxaca (sur), poblado en su inmensa mayoría por empobrecidas comunidades indígenas, López Obrador insistió: "Ya tocamos el fondo" de la crisis, y que lo motores ya se encendieron.
"Yo sostengo que nosotros no vamos a resultar tan afectados como quisieran nuestros adversarios. La estrategia que estamos aplicando nos está ayudando", añadió el presidente desde el sur del país, donde ha vuelto realizar giras de trabajo para supervisar obras, como un tren interoceánico en el sur.
El gobernante defendió además su estrategia de entregar créditos a pequeñas y medianas empresas, para mantener la economía en marcha y evitar la pérdida de empleos.
También confía en que sus programas sociales por unos 20.000 millones de dólares en becas para estudiantes, adultos mayores, discapacitados, aprendices de talleres, sembradores de árboles frutales y maderables, ayuden a reactivar el alicaído consumo interno.
NÚMEROS EN ROJO
Pero las cifras siguen en números rojos, en salud y economía.
Los contagios casi superaban los 380.000 y las de muertes rondaron las 42.000 el fin de semana.
En el mercado laboral, un informe del Instituto Mexicano del Seguro Social cifró en 1,2 millones el número de empleos formales perdidos, sin contar la mitad del país que vive en la informalidad, y la Comisión Económica para América Latina pronosticó que unas 500.000 empresas formales podrían cerrar.
Organizaciones civiles como Acción Ciudadana Contra la Pobreza consideran que esa cifra es la punta del iceberg.
"De un total de 20 millones de personas disponibles para trabajar en abril de 2020, dejaron de trabajar 11,3 millones debido a la suspensión temporal de trabajo, sin recibir pago", señala un informe de la organización.
Así, la tasa real de desempleo en México llegará al 33 por ciento y no al cuatro por ciento que estimaba el Gobierno.
SIN TAPABOCAS
El manejo de la economía durante la pandemia no es el único dolor de cabeza.
Desde distintas posiciones civiles y políticas llueven reclamos por la actitud dubitativa del mandatario para tomar medidas sanitarias de contingencia, la tardanza para decretar la suspensión de clases y el cierre de actividades económicas, restaurantes y cafés.
López Obrador también se ha negado a usar tapabocas como medida de prevención del contagio.
"No está científicamente demostrado que ayude", expresó el viernes 24 de julio en Oaxaca, mientras el gobernador de ese estado, Alejandro Murat, y el secretario federal de Seguridad Pública, Alfonso Durazo lo escuchaban en la tarima portando sus mascarillas sanitarias.
La única vez que usó una mascarilla fue en el avión comercial que lo llevó a Washington, para visitar a su colega estadounidense Donald Trump, también reacio a usarlas.
La negativa a lucir en público el cubrebocas es una muestra de su carácter, que el mismo líder de la izquierda nacionalista define orgulloso como "terco" y se niega a poner el ejemplo.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, que opera como ombudsman, ha recibido varias demandas de "negligencia gubernamental en la atención y manejo de la pandemia".
Entre tanto, el Gobierno culpa las políticas neoliberales por causar morbilidades que complican la infección respiratoria, como hipertensión, obesidad y diabetes.
Un informe oficial presentado el 23 de julio indica que 73 por ciento de las muertes están asociadas a esas enfermedades. (Sputnik)