Los 30 que no aguantan la respuesta

Los 30 que no aguantan la respuesta

Ahora los autores o más bien los 30 firmantes del texto La deriva autoritaria y por la defensa de la democracia (15-VII-2020) hacen serios esfuerzos de divulgación y propaganda para presentarse como víctimas de la puntual respuesta como si en algún momento pensaron que serían reconocidos por el presidente Andrés Manuel por los aportes que hicieron a la democracia mexicana durante 1982-2018, esto es en los mandatos presidencias que desempeñó el PRIAN, por lo general como intelectuales orgánicos, desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña.

 

El mismísimo historiador y empresario Enrique Krauze reaccionó enseguida como político de viejo cuño: “Mientras la pandemia arrasa con la vida de decenas de miles de compatriotas desprotegidos, mientras la economía y el empleo se desploman, mientras la violencia impera... el presidente ataca a un grupo de intelectuales.”

 

Salvo su mejor opinión, López Obrador coadyuvó muchísimo a que el texto dado a conocer por Reforma como “inserción pagada”, lo cual no es verosímil por la vecindad política e ideológica de las partes involucradas, se conociera mucho más allá del alcance que tiene el influyente diario, al ser leído por Jesús Ramírez Cuevas, el director de Comunicación Social de la Presidencia, y a renglón seguido presentada la respuesta por AMLO.

 

Agradecida debería estar la treintena intelectual impugnadora que, según Agustín Basave, fue simplemente un borrador de un pronunciamiento que circuló entre ellos y cada quien agregó una u otra palabra. Es decir un texto que Obrador magnificó, pues “estaba muy enojado”. Mismo argumento pueril que empleó contra Hugo López-Gatell para descalificarlo durante una entrevista hecha “a modo”, como si fuera epidemiólogo y no un simple todólogo. Basave Benítez es un  politólogo que recorrió todos los partidos, del PRI (subsecretario ideológico) al PRD (presidente), la coalición Por el Bien de todos (Fausto Cantú Peña decía que le cargaba los fólderes a AMLO), y el Frente Progresista; laboró como coordinador de asesores del inolvidable –por gandaya y voraz– candidato presidencial Ricardo Anaya.

 

No tengo la menor duda del derecho de réplica que ejercita Obrador, mas no comparto la frecuencia con que lo usa, la personificación de colegas y autores que finalmente son colaboradores y/o empleados de los propietarios de los corporativos mediáticos; tampoco que le dé tanta importancia a lo que publican columnistas que pasarían de noche si no se ocupara de ellos.

 

Sin embargo, la respuesta puntual y claridosa por sencilla que brindó al texto de marras fue extraordinaria y eso es lo que más irritó a los firmantes y sus seguidores, incapaces como son por soberbios, alejados y aun aislados que están de la ancha base socioeconómica de la pirámide mexicana.

 

Los exhibió de cuerpo completo en su ineptitud política y en esa medida intelectual, en su incapacidad autocrítica para corregir sus diagnósticos sobre el “error garrafal” presuntamente cometido por López Obrador al viajar a Washington para visitar al impresentable Donald Trump.

 

Comparto la visión que plantea que AMLO catapultó a sus críticos porque los prefiere como adversarios políticos por sobre los partidos que no acaban de articular propuesta significativa alguna y menos una alternativa a la Cuarta Transformación. Y el frente opositor de los siete gobernadores panistas y priistas recibieron en Guanajuato, Jalisco y Colima –donde José Peralta pretendió en vano dictar cátedra–un sólido golpe en la columna vertebral.